miércoles, 18 de abril de 2007

Quédate Como Estabas Radical

Por Andrés González Castro

En Antena 3 Televisión han empezado a emitir un programa de operaciones estéticas que responde al nombre de Cambio Radical, un formato que ha triunfado en Estados Unidos y triunfa ahora en países vecinos. El pasado domingo lo estuve viendo con mi santa mi y un par de amigas y tengo que decir que valió la pena trasnochar (el rosario de comparecientes al nuevo Lourdes se alargó hasta la 1.20 de la madrugada) para presenciar aquel cúmulo de despropósitos. Todavía nos estamos riendo de alguno de los mejores gags.

El mecanismo del show es más o menos el siguiente: alguien que se siente muy desgraciado porque no es perfecto y es mortal va a un programa para que le operen hasta los juanetes y lo dejen hecho un pimpollo. Ese alguien, cabe precisar, suele ser una mujer. El domingo, sin embargo, un agricultor se prestó al juego encantado de la vida. La presentadora es Teresa Viejo, una de aquellas viejas prematuras que ya era ñoña antes de presentar el sorteo de la Primitiva. Teresa Viejo, que tuvo o ha tenido responsabilidades en Interviú, se dedica ahora a propagar las virtudes de la cirugía, quién sabe si porque ella misma conoce sus bondades.

Los trucos más enervantes del programa son algunos como estos que enumero:

- Insistir en que los operados han acudido al programa porque tenían un problema de salud. Por ejemplo, la chica que se operó el tabique porque respiraba mal. Es extraño, porque a mí también me lo operaron hace años y es algo que cubre la Seguridad Social. Pero ella, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se operó también el pecho. Amigo: eso es harina de otro costal. ¿Desde cuando el tocino de la delantera tiene que ver con la velocidad de salud?

- Machacar con que la falta de autoestima de los operados se solucionará con las intervenciones quirúrgicas. Como si haciendo un remozado en la fachada el edificio empezara a estar mejor por dentro. Alguna de mis acompañantes del espacio televisivo apuntó: “A alguno de estos como no les cambien el cerebro...”. Lamentablemente, Cambio Radical no se ha propuesto hasta la fecha practicar lobotomías.

- Reiterar que los médicos son grandes profesionales. Se enseña de todos ellos un currículum que no nos dice nada a los profanos en medicina y tan exhaustivo que no falta, si se tercia, ni la adscripción a un club de bolos leoneses. Lo que nos tiene que quedar claro es que operarse es algo así como pasar un rito de paso molesto pero que conduce ineluctablemente a una vida saludable.

- Recibir al participante con una fanfarria acompañada de algo así como “Adiós a la antigua X. ¡Bienvenida la nueva!”. Ergo la renovación de la delantera, la nariz o los dientes te convierte en alguien nuevo. Pedimos a los chavales “cultura del esfuerzo” y la mayor aspiración de sus mayores es la que quieren que les practiquen en muslos y abdomen.

Lo curioso de Cambio Radical, con todo, es el nombre. Las raíces suelen estar bajo tierra –a mí me enseñaron eso en la EGB. En este programa, en cambio, la raíces son aéreas. Luego ir a la raíz del problema aquí equivale a quedarse en su superficie. ¡Bravo!

En resumen: si algún lector quiere cambiar su título de “Miss Cosecha de Trigo” o “Míster Lorzas” por “Miss Silicona” o “Míster Duro Sevillano”, no tiene más que acceder a este
enlace. ¡Lo que nos vamos todos a reír a sus costillas!

2 comentarios:

R.P.M. dijo...

La verdad es que este programa merecería el premio a la mayor necedad. Porque la vida no cambia con la figura. Y si cambia, mala vida. Seguro que hay alguien que se cree todo lo que cuentan y como lo cuentan, pero allá ellos. Del mismo modo que Arguiñano elabora los platos en diez minutos -pero avisa de lo que cuesta cocer- estos elaboran el nuevo rostro en veinte, y no hablan mucho de las penurias de la paciente durante los meses que ha sufrido el posoperatorio. En fin, estamos salvados: si hay feos es porque quieren. Gracias a este programa pueden regenerarse -con permiso del señor Costa, por lo de la regeneración-

Anónimo dijo...

Lamento no tener el suficiente sentido del humor ,para hacer frente al tema ,en parte me siento algo culpable de las necesidades de reciclaje ,de la venta de autoestimas, de intentar arreglar azoteas….cuando la cirugía invasiva , perfectamente cualificada, soluciona problemas de falta de escuchas ,incluso remienda orejas ,por la vía menos dolorosa y además te aplauden. Me he enterado por alumnos, del fantástico estreno de esta noche” DESNUDAS”…donde ya te arreglan la autoestima sin suturas….
Ya estoy arrepentida, todo puede y debe ser visto con humor, concluyo con un pensamiento:
¿ Con cuantos sexenios te harán el arreglo? ¿Se podrá elegir el arma , pensamiento o tijera?