martes, 1 de mayo de 2007

Canibalizando el bachillerato


Por Carlos Rull


A estas alturas ya a nadie debería sorprender que las lúcidas y lucientes mentes presuntamente pensantes del Ministerio de Educación hayan decidido lanzar una nueva andanada contra el sistema educativo. Lejos quedaron ya los tiempos – si es que los hubo - en los que uno podía presuponer un cierto sentido común y una mínima capacidad de observación en aquellos que legislan la educación de nuestros jóvenes. Esta vez la china le ha tocado al ya de por sí canibalizado y minimizado Bachillerato.


La deslumbrante ocurrencia que algún rutilante genio del MEC ha tenido no es otra que trasladar al bachillerato el buenismo generoso con que hemos ido regalando títulos de secundaria en los últimos años. Todos anhelamos que el máximo número de alumnos posible tenga acceso al mayor nivel educativo posible, por supuesto, quién no quiere que todos los españolitos de pro tengan su graduado escolar, y su título de bachillerato y de ciclo formativo y, por qué no, su Ciclo de Grado Superior o su carrera universitaria. Pero una cosa es desear con fervor, como hacemos todos, la mejora del nivel educativo medio del país, y otra muy diferente querer conseguir disimular las cifras mediante el consabido truco de ir regalando títulos y rebajando los niveles. Puestos a eso, podríamos encargar a las tómbolas ambulantes de las ferias que incluyesen entre las motos eléctricas y los muñecas parlantes un nuevo premio estrella: el diploma de bachillerato. Lo que nos ahorraríamos en institutos y sueldos.

Cada día estoy más convencido de que la sociedad va por un lado, la educación por otro y el MEC se perdió hace años entre los laberintos de la engañifa psicopedagógica y el maquillaje estadístico. Sólo así se explica una medida que va en contra de todo lo que los auténticos expertos en educación – el profesorado, claro - reclaman a gritos y en contra de lo que la sociedad realmente necesita. Cuando en toda Europa se impone un bachillerato de tres años que garantice una sólida formación científica y humanística y prepare de verdad y en serio a los futuros universitarios o graduados superiores, cuando se ha hecho más que evidente en incontables informes y estadísticas que el nivel de conocimientos de los alumnos de bachillerato anda por los suelos, cuando los profesores de primer curso de universidad ya no saben dónde esconderse ante tanta barbaridad, los gogos del MEC deciden crear un curso puente para que aquellos que han suspendido hasta la mitad de las asignaturas en primero puedan tomárselo con calma y sacarse el bachillerato con el mínimo esfuerzo y, eso sí, sin traumas. Ante tanta generosidad, uno de descubre el cráneo y está por solicitar algún obsequio para el penitente profesorado: diez cajas de bolígrafo rojo para cada profesor cada primero de septiembre, que buena falta nos van a hacer. Por cierto, empleo el neologismo “gogos” para la recua de pedagogos, psicólogos, psicopedagogos y tontólogos del buenismo progre de la LOGSE.


Es evidente el caos organizativo que tal medida supone para los centros. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que, desterradas palabras como “disciplina”, “esfuerzo”, “estudio”, “memoria” del sistema educativo, y degenerada la educación secundaria hasta niveles inconcebibles, se quiera trasladar el holocausto educativo a los niveles postobligatorios sin aceptar la evidencia: que la LOGSE fue un desastre, que la teoría que la sostenía era una banalidad bienintencionada pero vacía, que el bachillerato debe ser, efectivamente, de tres años, pero sin puentes, y, por último, que no se puede legislar un sistema educativo sin tener en cuenta al profesorado. Añadir un curso puente en la educación postobligatoria no es hacerle a nadie favor alguno, bien al contrario, es seguir fomentando la desidia, la inopia, el desinterés, la dejadez, la indisciplina: ¿qué alumno no aprovechará la situación si puede suspender seis y hacer en dos años lo que antes hacía en uno? Estamos educándolos ignorantes y vagos, pero no tontos. Corría hace unos años el malintencionado bulo de que Stephen King había enseñado a un mono a usar el teclado y que era éste (el mono) quien le escribía las novelas - lo cual llegaba a ser creíble leyendo ciertas cosas de este señor -; ahora tengo yo la sospecha de que el MEC ha contratado al mono del señor King para que planifique él (el mono) la reforma de la reforma de la reforma de la reforma. Sólo que lo que escribe ahora el mono da mucho más miedo.

La educación se hunde. Y mientras tanto la orquesta sigue tocando y el capitán sigue siendo un merluzo. En el MEC están más preocupados por la cantidad (o sea, por las estadísticas que leerán en Europa) que por la calidad y, así, después de la osada genialidad de la supresión del cero (que se convierte en 1, el 1 en 2, el 2 en 3,... lo que sea con tal de regalar cincos), ahora se descuelga con otra propuesta igualmente genial para reducir el fracaso escolar por decreto. No se trata de elevar la calidad del sistema sino la cantidad de aprobados. ¿Es que nadie tiene nada mejor que hacer en el MEC? Muchos agradeceríamos que empezaran a actuar como verdaderos funcionarios y, como tales, se dedicasen exclusivamente a completar sudokus y autodefinidos.

Uno ya anda rumiando, como comentó por aquí Rufino, cuál será el próximo asalto del enemigo, y entretanto se consuela pensando que su profesión no deja de proporcionarle, a veces, alguna satisfacción, y que los chavales le siguen dando, de vez en cuando, alguna alegría. Y si la cosa se pone mucho peor - que podría ser - siempre nos queda la opción de dedicarnos a amaestrar monos, como el que ha contratado el MEC.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno lo del mono!

gonzalezcastro dijo...

No puedo estar más de acuerdo con lo que dices en tu artículo. En todos los colegios en que he estado he asistido múltiples sainetes disfrazados de discusiones pedagógicas. "Profe, apruébalo, que es buen chico". Y el buen chico tenía un 3,7 y se había pasado la asignatura trimestral bostezando, riendo e incordiando. Pero como uno tiene una capacidad de olvido y unas tragaderas que para qué, el buen chico acababa aprobado (ademas, la petición provenía de una veterana plañidera insistente que ni que se batiera el cobre por su retoño). Pero lo más grotesco con diferencia son las juntas de evaluación en colegios que tienen que llenar el bachillerato y le sobran sillas o que quiere quitarse de encima a los elementos disruptivos. "Hablemos de Gandúlez. Solo le han quedado 4". Y entonces empieza la subasta: "¿Quién le aprueba una? Va, en matemáticas tiene un 3. ¿No se la vas a aprobar?". El de matemáticas, que ha leído a Josep Pla y sabe qué significa la palabra "ineluctable", se resigna con un encogimiento de hombros. "Va, pues la otra se la aprueba la Junta. Por ejemplo, lengua, que tiene un 2,6. Ahora solo tiene 2. Gandúlez promociona". De propina, en Cataluña, el nivel C de conocimientos medios. ¡Aunque tenga el catalán suspendido! ¡Aunque sea del club de 2+2!

R.P.M. dijo...

Qué te voy a decir yo que no sepas ya compa, que nos tienen rodeados y que cada vez hay más indios y menos casacas azules -con respeto por los indios-. Pero después de ver 300 no hay ley que me quite "l'afisió" ni con ceros ni sin ellos, ni con bachilleres de 20 años después de repetir con cuatro y suspender en septiembre cinco. Defenderemos contra traidores el paso de las Termópilas. A lo mejor hasta puede que ganen los buenos esta vez.

Anónimo dijo...

100% de acuerdo con lo que dices. EL problema es que los monos amaestrados ya ocupan cargos directivos...

Unknown dijo...

¡Gracias!, y cierto es, cada día los institutos parecen más una película de Tarzán ambientada en el desierto, donde algunos clamamos sin demasiada esperanza.
Felicidades por tu blog, por cierto.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo; el problema es hasta cuando vamos a tener que esperar para unas elecciones de "monos".
Cada vez está más claro que la LOgsE funciona como una religión y sus defensores no se plantean ni por un momento dudar de su "fe". Por otra parte se cansa uno de tener que explicar que, aunque crítico con esa dichosa ley y lo que implica, se puede tener cualquier ideología o no ser necesariamente conservador. Soy pesimista y creo, me temo, que tenemos LOgsE para rato.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo y muy bien escrito. Tendré mucho gusto en leer otros artículos tuyos que conciernan al tema de la educación.

Además los necesitamos¡
Un saludo.