Por Carlos Rull
Este es un país – o un estado, no se me moleste nadie - privilegiado. Sí, sí, de verdad y en serio: privilegiado como pocos. Tenemos una dieta y una diversidad culinaria que ya quisieran otros, del calçot al salmorejo, de los percebes a la paella,... que nos echen un galgo. Nuestro clima, ya se sabe, es la envidia de toda Europa, y por eso andan los hijos de la Gran Bretaña comprando terrenitos y parcelitas por doquier, inmigrantes bienvenidos que no llegan en cayuco. Nuestra riqueza y diversidad idiomáticas, culturales y folclóricas están de moda y son la envidia de muchos países, por eso recorremos el mundo presumiendo de diversidad idiomática. Que de vez en cuando nos liemos a gritos – si no a tiros - para convencer al otro de que debe o no debe compartir su diversidad – y su cartera - con la ajena, bueno, eso es un nimio detalle.
Este es un país – o un estado, no se me moleste nadie - privilegiado. Sí, sí, de verdad y en serio: privilegiado como pocos. Tenemos una dieta y una diversidad culinaria que ya quisieran otros, del calçot al salmorejo, de los percebes a la paella,... que nos echen un galgo. Nuestro clima, ya se sabe, es la envidia de toda Europa, y por eso andan los hijos de la Gran Bretaña comprando terrenitos y parcelitas por doquier, inmigrantes bienvenidos que no llegan en cayuco. Nuestra riqueza y diversidad idiomáticas, culturales y folclóricas están de moda y son la envidia de muchos países, por eso recorremos el mundo presumiendo de diversidad idiomática. Que de vez en cuando nos liemos a gritos – si no a tiros - para convencer al otro de que debe o no debe compartir su diversidad – y su cartera - con la ajena, bueno, eso es un nimio detalle.
Sin embargo, por encima de todas las ventajas con que dotó dios a las ensangrentadas tierras ibéricas, somos especialmente privilegiados en cráneos. Sí, señor – y señora – en cerebros, cabecitas y calaveras privilegiadas. Nuestra reserva intelectual está llena, como nuestra gastronomía, de apetitosos percebes, suculentas paellas y sabrosos calçots, todos unidos en un intragable salmorejo. Tal milagro encefálico se manifiesta de manera constante en nuestros representantes públicos, y no hay más que ceñirse a los hechos para comprobar de qué manera los cráneos privilegiados que pueblan nuestros despachos han logrado traer la paz, la estabilidad y la prosperidad a nuestras muy diversas y más favorecidas comarcas.
Véase, por ejemplo, la macrocéfala y muy sabia decisión de hacer compatibles las cercanías de RENFE Barcelona con la construcción de la línea del AVE: sólo un cerebro especialmente dotado podría habernos regalado una decisión como esa, que ha traído a todos los catalanes que gozamos de tales mandatarios un montón de horas muertas que dedicamos alegres y sonrientes a completar sudokus y crucigramas. No muy lejos de esta maravilla del pensamiento hispánico debe estar otra calavera especialmente dotada, que se ha propuesto pagar (creo que) 1000 euros a los estudiantes de bachillerato para que no abandonen los estudios; si es que si no acabamos con el fracaso escolar es porque no nos da la gana: ya veréis, ya, como todo se soluciona con un buen sueldo a los chavales. Un tercer y último ejemplo – no quisiéramos aturullar de datos las cabezas menos preclaras de lectores y votantes – es la otra avasalladora mente pensante que con gracejo, gracia y donaire ha decidido que los médicos catalanes – o sea, los que trabajan en Catalunya, que catalanes, más bien, son pocos – puedan prescribir – sí, sí, prescribir, sinónimo de ordenar, mandar, preceptuar - ejercicio físico como tratamiento médico obligatorio; lo que nos vamos a ahorrar en la Seguridad Social en medicamentos: en fin, moriremos igual, pero moriremos sanos.
Así que ya saben: la próxima vez que alguien se queje o proteste sobre “este país”, háganle callar y háblenle del enorme potencial encefálico con el que afrontamos los retos del siglo XXI. Privilegiados, si es que somos unos privilegiados.
4 comentarios:
Irónico, divertido y bien escrito (nada fácil).
Enhorabuena, Carlos.
Jgobrero
Y además algunos planchan banderas que es un primor,mientras cantan limpio mi casita tralaralalita...a falta de himno letrado...buenas son tortas,plato gastronómico relleno de memoria histórica.
Un rápido abrazo, añorado compa,me voy corriendo a convencer a mi hija de que abandone el bachiller antes de las rebajas...no sabia lo de los 100 euros...ya volverá con el turrón comido je,je.¿Por la selectividad dan algo?.
Jai, jai, jai, jai, qué portentosa patada en los güitos. Valiente Carlos, me ha encantao!
Oye, y ¿cómo voy a hacer yo ejercicio físico? ¿Me lo van a vender con receta en la farmacia? ¿O con un cinturón de esos que anuncian por la tele que equivale a tropecientos mil kilómetros de marcha con sólo 10 minutos con el aparato puesto? Se me expliquen, oiga. (paciente acostumbrado a que todo se cura con una pastilla)
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