martes, 11 de diciembre de 2007

Cómo conservar (a) los amigos

Por Carlos Rull

Z se ha peleado con nuestro amigo X. Tal vez “peleado” sea una palabra inexacta, demasiado agresiva y poco descriptiva, digamos simplemente que han tenido una diferencia de pareceres demasiado acusada - y fomentada por terceros - que ha derivado en un discusión cada vez menos inteligente y sutil pero claramente ofensiva, en la que ha tenido no poco que ver una vieja disputa ideológica en la que ambos conocen demasiado bien que no hay acuerdo ni mañana posibles. Z – como suele ocurrir en estos casos - no sabe muy bien cuál es el motivo concreto de la ajena irritación, tal vez fue algo que dijo, algo que hizo, alguna palabra fuera de lugar, algún comentario mal entendido, vaya usted a saber, en fin, pero es el caso que se ha repetido ese problema que tan a menudo suele darse con esos seres infinitamente sensibles y delicados, extraños y misteriosos, cada vez más en peligro de extinción, que denominamos – a veces sin acierto – amigos.


A Z, igual que - como sabemos - le ocurre a X, le encanta hacer listas para intentar clarificar sus ideas, es ésta una de las muchas manías que tienen en común los dos viejos amigos. Así que un par de días después de las desagradables palabras vertidas por su amigo, decide sentarse ante una hoja en blanco y redactar un listado de las diez razones o estrategias para conservar a los amigos. El resultado, revisado y corregido – ortográficamente - por este humilde narrador, es aproximadamente lo siguiente:

  1. Los amigos son raros, valiosos y escasos, como los percebes, el caviar y las angulas, pero también como el petróleo, el silencio y el oro. Así debe ser.
  2. Una amistad requiere siempre cuidados intensivos, porque enferma con pasmosa facilidad. No hay que abusar de la paciencia del amigo, y viceversa. Tampoco de su impaciencia.
  3. No te calles por no ofender, no hables para ofender.
  4. La amistad se alimenta de disparidad y singularidad, o sea, de diálogo y debate.
  5. Las películas y libros sobre la amistad son en el mejor de los casos una sarta de mentiras, en el peor una burda patraña infantiloiode o adolescentoide. También las canciones: de Friends will be friends, ni el título. Probablemente esta lista también lo sea. No hay que creerse nada.
  6. El error es común, la ofensa fácil. El perdón no lo es.
  7. A buen entendedor... (Z no tiene demasiado claro por qué ha incluido este fragmento parémico en su lista, pero en su momento le ha sonado bien y le ha parecido oportuno y adecuado, así que ahí se queda, ha pensado.)
  8. Siempre cara a cara y en su justa medida. El resto es siempre ruido.
  9. Casi siempre ignoramos el efecto de nuestros palabras y actos sobre los demás. Cada palabra está cargada con infinitos sentidos y vericuetos. El lenguaje es tan peligroso como maravilloso, igual que los amigos.
  10. La amistad se parece a la inmobiliaria, casi siempre tasamos por encima del precio auténtico.

Una vez finalizada su lista, e igual que hace X, Z la deposita en la papelera porque, en el fondo, sabe que no sirve para nada y que escribir esas diez ideas no le ha ayudado en absoluto a decidir qué hacer, si es que hay algo que hacer. Finalmente, Z decide no seguir aplazando la llamada que sabe que debería haber realizado desde un principio, y descuelga el teléfono; mientras marca el número de X y escucha los tonos de llamada, busca consuelo pensando – y cree que la frase es suya sin recordar que la leyó no hace tanto tiempo en una colección de citas – que un amigo no es alguien que te aprecia porque te conoce, sino que, al contrario, es alguien que te quiere a pesar de que te conoce.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo , que intentar conservar la amistad es un problema gramatical ,la eterna lucha de los concretos y abstractos, que nos emperramos en liberar cual platones en celo de universos, con resacas de añoranzas .Nos la cargamos con los posesivos , la agobiamos con los conceptos espacio-temporales y la llenamos de demostrativos, comparativos y calificativos.
La amistad es el estado natural de lealtad entre” descolgados”…..otra cosa son los amigos , esa es la batalla de la búsqueda y la recompensa del encuentro….los percebes son difíciles de pescar, pero están buenísimos je,je.
Un amigo,,amigo….te quiere porque formas parte de el mismo, pura y necesaria autoestima.
Pd) Conste, que el comentario es un mimo a mi añorado profe de lengua, ya sabes que cojeo en gramáticas.