Por Iván Sánchez Moreno
El padre ideológico del ruido ha dado por fin con la nota definitiva que separa el sonido del silencio absoluto. Ha muerto un maestro.
El padre ideológico del ruido ha dado por fin con la nota definitiva que separa el sonido del silencio absoluto. Ha muerto un maestro.
La fundación que lleva su nombre ha difundido la noticia de que Stockhausen murió el pasado 5 de diciembre en Colonia, a la edad de 79 años. Conocido por ser uno de los primeros en reivindicar el artificio en la sensibilidad musical, Stockhausen defendió en todo momento el uso desnaturalizado de mediadores tecnológicos –las formas de grabación/reproducción (el formato disco en su época; el cd o el MP3, hoy), los filtros de atención y dirección focal (micrófonos, altavoces), la espacialidad estereofónica, el grano y la textura acústica, etc.– en lo que se denominó el género de la “música concreta”, reciclando sonidos descontextualizados y manipulados electrónicamente.
El músico alemán rompió todos los límites semióticos y formales del lenguaje musical. Siempre a contracorriente, este pianista, pedagogo, musicólogo y director publicó un total de 139 discos y dejó escritas más de 300 piezas, entre las que caben destacar Elikopter-Quartet (1994), compuesta para cuarteto de cuerda... y helicóptero; Kontrapunkte (1953), concebida para ser interpretada por tres pianistas en un solo instrumento; o sus caóticos retos al estilo “más difícil todavía”: Gruppen (1957), para 3 orquestas y 3 directores, o Carre (1960), para 4 orquestas y 4 coros. Y aún más, porque si Wagner tuvo su Tetralogía particular, Stockhausen presumía de Septalogía: el ciclo entero de óperas Licht –una para cada día de la semana–.
Su última actuación/intervención fue en Barcelona en el 2000, invitado por la organización del Sonar como propuesta culta para la edición de ese año. En dicha ocasión, recreó en directo durante dos horas su polémico Hymnen (1967), donde no sólo mezclaba y procesaba materiales abstractos –como es toda la música en realidad–, sino también significados y “sentimientos” culturalmente adscritos, barajando sin pudor ni piedad cantos fascistas con himnos nacionalistas y prorrevolucionarios de todo el mundo. Un año después firmó un nuevo escándalo al calificar el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York como “la mayor obra de arte que se haya hecho jamás”, apelando tristemente a la infinita capacidad del hombre tanto para construir como para destruir.
Profundamente marcado por las secuelas psicológicas y morales que dejó la IIª Guerra Mundial en su país natal, estableció la senda de su pensamiento creativo hacia la destrucción de los cánones de la tradición y el dogma, inspirado por la estética de Schoenberg y las políticas contestatarias del momento. Iniciado en el jazz desde muy joven, y pronto imbuido por la mística oriental, derivó progresivamente su carrera hacia derroteros más experimentales de la mano de sus compañeros y profesores –Milhaud, Messiaen, Boulez y Nono–.
Atacó sistemáticamente la concepción clásica de la música como obra acabada, proponiendo en cambio formas abiertas en perpetua renovación, en las que la iniciativa del ejecutante y del oyente tienen un papel activo fundamental. Para Stockhausen, cada interpretación está condicionada por variantes personales, por la introducción de la libertad y el azar, y por la indeterminación de sus consignas, convirtiendo cada composición en un work-in-progress en continuo proceso, y no en objeto fijo.
Ha muerto Karlheinz Stockhausen, uno de los últimos sabios sacrílegos de la música.
1 comentario:
Desde el desconocimiento del anarco maestro,se me ocurre utilizar la ignorancia...para agradecerte tu presentación,tan bien currada como siempre y para una ruidosa despedida musical...bailable,todo es bailable,aunque reconozco no haberle cogido el punto los altos
http://es.youtube.com/results?search_query=STOCKHAUSEN&search=Buscar.
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