Por Rubén García Cebollero
A Raquel Casas, a Paula y a Cristina
Dicen los ponies que hay demasiados poetas y demasiados corazones de látex, y demasiadas lenguas sin corazón. Hay momentos en que el cuerpo se recoge, se apaga y necesita descanso, pero la vida siempre tiene otros planes.
No voy a comentar un libro de poemas que aún no he leído, pero espero leer, y lo que haré es felicitar a la autora de antemano, a Raquel, porque cada semana como el resto de amigos y amigas con sus letras nos demuestra que escribe con lengua bilingüe.
No creo que tenga dos lenguas físicas, a no ser que sea un personaje escapado de V, que devore ponies o corazones de latex. Nada puede descartarse a la ligera. Lo cierto es que su lengua tiene una sugerencia metafórica que carga las palabras de intensa precisión.
No voy a comentar un libro de poemas que aún no he leído, pero espero leer, y lo que haré es felicitar a la autora de antemano, a Raquel, porque cada semana como el resto de amigos y amigas con sus letras nos demuestra que escribe con lengua bilingüe.
No creo que tenga dos lenguas físicas, a no ser que sea un personaje escapado de V, que devore ponies o corazones de latex. Nada puede descartarse a la ligera. Lo cierto es que su lengua tiene una sugerencia metafórica que carga las palabras de intensa precisión.
También lo hacen Andrés, Carles, Rufino, Carla, Marc e Ivan (que es como si siguiera) en este persitente carrusel de siete voces. Y claro, Paula o Cristina que están ahí, como hinchas de una selección de futbol aunque no tengan Eurocopa ni Mundial, y todos y todas vosotros y vosotras.
El caso es que para alguien bilingüe, como yo, catalán y castellano, dos lenguas siempre son pocas. De ahí que ame el italiano, el ruso, el alemán, el latín, el griego. Y si vais a hacer coña ponedlo en femenino. Pero hay días en los que hasta la lengua pide reposo, y recogerse como esa mujer de la foto en el gris que lame la luz, el día, la postura.
Ya lo escribió Susan Sontag: la nuestra es una sociedad en la cual clamamos por una invitación para revelar en un programa de televisión los secretos íntimos que antaño habríamos hecho lo imposible por ocultar. De ahí que uno encuentre ponies, corazones de latex y otros destellos casi a cuenta gotas.
De ahí que haya días en que uno se alegre por Raquel, lo mismo que me alegro por José Manuel Soriano o por Albert García. Ellos saben por qué. Los premios sirven para descubrir lectores, pero los grandes autores se descubren solos.
Y como la mujer bilingüe de la foto, bilingüe como una incógnita, me voy a recoger dejando tras de mí cuatro versos del gran Vicent Andrès Estellès:
Escribo nada más porque es lo que sé hacer.
También sé hacer el amor y beber vino,
pero el amor y el vino me dan asco.
No sé por qué ni para quién escribo.
¿Nunca habrá suficientes poetas ni ponies ni corazones de latex? Quizá la noche traiga las respuestas....
Ya lo escribió Susan Sontag: la nuestra es una sociedad en la cual clamamos por una invitación para revelar en un programa de televisión los secretos íntimos que antaño habríamos hecho lo imposible por ocultar. De ahí que uno encuentre ponies, corazones de latex y otros destellos casi a cuenta gotas.
De ahí que haya días en que uno se alegre por Raquel, lo mismo que me alegro por José Manuel Soriano o por Albert García. Ellos saben por qué. Los premios sirven para descubrir lectores, pero los grandes autores se descubren solos.
Y como la mujer bilingüe de la foto, bilingüe como una incógnita, me voy a recoger dejando tras de mí cuatro versos del gran Vicent Andrès Estellès:
Escribo nada más porque es lo que sé hacer.
También sé hacer el amor y beber vino,
pero el amor y el vino me dan asco.
No sé por qué ni para quién escribo.
¿Nunca habrá suficientes poetas ni ponies ni corazones de latex? Quizá la noche traiga las respuestas....
8 comentarios:
Como siempre, me encanta tu capacidad de análisis, tu entrega apasionada ,tus citas y las impagables fotos que acompañan. Pero esta vez reconozco, que no me ha gustado la selección de los cuatro versos finales(aunque, por supuesto, si el autor).A mi entender, contrastan con la esencia de lo dicho. Así que me permito sustituirlos ,por un microcuento en tu lengua, como respuesta,por cierto es de noche je,je.
Compromisos
- Volveré si encuentro un unicornio.
Lo que realmente importa no puede poseerse. Sólo puede sentirse.
Busco sin descanso.Hallógolondrinas,codornices,serpientes,gallos,tortugas,elefantes e iguanas, con un sombrero mejicano en la cabeza.
Podría haberse quedado como muchos otros enganchados al zapping, al sofá ,a la bebida, u obsesionado por la tele, la pobreza o la mendicidad.
Cruzó bosques, derribó satélites, y en un banco, el único, en un parque de árboles altísimos supo lo difícil que seria regresar.
Se sentía como una fresa de invernadero, o una orquídea sin jardín botánico, o la casa Batlló sin Gaudí, hasta que sonaron las trompetas del jazz, vibró la lavadora, se cayó el abanico, se fugaron el clavo y el martillo ,y volvió a preguntarse cómo podían morder las bombas la tierra.
El destino de la humanidad dependía del unicornio.
Y siguió buscando sin pensar hasta cuando le sería posible.
Un abrazo.Paula
Gracias por tus palabras!!
Me gusta Estellés cuando se pone estupendo y dice al final de un poema precioso: A mamar tots els versos!
Muchos días, muchas noches, acabo diciendo lo mismo.
Paula... te vas a saber de memoria "todo el tiempo del mundo" je,je... bueno, mis microrrelatos y los versos de Estellés no creo que estén al mismo nivel... A mí me gusta V.A. y tiene versos mejores a los que escogí pero no dejan de ser una ironía,)
Ya ves... todo por no asomarme al balcón y hacer un videopoema...
Je,je...
¿Dudas, que ya me lo he aprendido?.Sabes que soy muy de la realeza (por el trío magos)je,je y me encanta festejar,los goles de mi equipo,aunque sean en propia meta.
Lo de balcón,cuestión de escorpiones y máscaras je,je.
Un abrazo.Paula
A mi me encantan el amor y el vino...además ambos son muy sanos para el corazón..y este blog y lo mucho que se dice aqui.. pero es cierto que a veces uno necesita recogerse un poquito..
Preciosa foto también
Besos. Cristina
Pues sí... ahí está la ironía... sin amor sin poesía ¿sin vino?... no me extraña que busque "recogimiento"... pero por suerte Estellés también era la voz de un "poble" y eso implica algo más que corazones de latex;)
Bueno, prometo mejores posts....
Mira, la mezcla de amor y de vino es muy sana -en las debidas proporciones, o sea, vaso de amor con un toque de vino, ¿O es al contrario?-. Lo del recogimiento, claro, después de haber apurado unos cuantos vasos. Porque..No hi havia a València dos amants com nosaltres.
Pero con vino o sin él, amantes únicos o no, bebamos los versos.
Quizás la verdadera borrachera de las palabras sea la inconsciencia.
La resaca las convierte en verso.
Gracias Rubén, eres un artista.
Publicar un comentario