Por Raquel Casas
Amarilis decidió quemar todas las fotografías. Tenía una caja llena de polaroids donde destacaban caras sonrientes. Todas eran fotos veraniegas. Ahora el verano ya no dura tanto como antes, pensó, y se puso un jersey sobre el que llevaba para quitarse el frío, aunque sabe que no desaparecerá.
Recuerda los aviones de papel que construyeron juntos, los mensajes de amor en los post-it, la purpurina en los labios, el rayo verde, el coche de motor coreano y que tenía sueños como mares. Y, como no podía soportar otra derrota, los ojos se le llenaron de miedo. Con los ojos llenos, decidió que cuando se apagara la hoguera cogería el tren bala hacia el este.
Mientras las últimas fotos se quemaban pudo leer alguna de las frases que solían escribir en ellas: Stupid Girl.
Recuerda los aviones de papel que construyeron juntos, los mensajes de amor en los post-it, la purpurina en los labios, el rayo verde, el coche de motor coreano y que tenía sueños como mares. Y, como no podía soportar otra derrota, los ojos se le llenaron de miedo. Con los ojos llenos, decidió que cuando se apagara la hoguera cogería el tren bala hacia el este.
Mientras las últimas fotos se quemaban pudo leer alguna de las frases que solían escribir en ellas: Stupid Girl.
**
3 comentarios:
Em costaria cremar fotos amb cares somrients...
una abraçada
A mi també, però és que ella mai no riu... és una mica així:
http://www.youtube.com/watch?v=1N29vkIT3eo
:) ja veig... però mira que és mona!
Publicar un comentario