Transparente

Por Raquel Casas

Tras nueve días de lluvia, M salió del hotel a fumar. Por fin el cielo estaba despejado y podría continuar el viaje hacia el sur. Tenía una larga carretera rectísima esperándola, muy poco equipaje, una sortija desarmada con una ecuación grabada, una tabla de surf naranja y ningún zapato. No importa, pensó mientras fumaba, los surfistas no necesitamos zapatos. Entonces se acordó de su profesor de ikebana, aquel que una noche se volvió transparente entre la multitud de un concierto y desapareció justo cuando el cantante gritaba because I’m blind, aquel que le dejó el coche de motor coreano que la había llevado hasta allí y un paquete de tabaco con frases escritas en ellos. Hoy había empezado el día con uno que decía: “¿Fluta o fuelte?”
Sin duda, en verano yo también tiendo a desaparecer y si sigo así, hoy va a ser fuelte.

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