Por Rufino Pérez
Gato negro se volvió a encontrar con las gatitas coquetas y reidoras. Ya no llevaba lazos. Morgana es algo especial. Todavía no la conozco bien, pero es encantadora.
Y no me pone lacitos. Con ella me he transformado. Soy un gato pero, a veces me siento un león, un toro, un osito, incluso he creído que alguna vez era un fontanero.
Ahora me gusta el olor a incienso. Y me gusta la oscuridad. Los ojos de Morgana brillan en la oscuridad y su risa, valiente, generosa, resuena en mis oídos y es cuando empiezo a transformarme.
No es como las risitas de estas gatas que no dejan de mirarme. A los mejor están buscando el lazo. No soy rencoroso, las dejo que miren, las saludo y continúo mi camino.
Y no me pone lacitos. Con ella me he transformado. Soy un gato pero, a veces me siento un león, un toro, un osito, incluso he creído que alguna vez era un fontanero.
Ahora me gusta el olor a incienso. Y me gusta la oscuridad. Los ojos de Morgana brillan en la oscuridad y su risa, valiente, generosa, resuena en mis oídos y es cuando empiezo a transformarme.
No es como las risitas de estas gatas que no dejan de mirarme. A los mejor están buscando el lazo. No soy rencoroso, las dejo que miren, las saludo y continúo mi camino.
Morgana me ha encargado que le traiga hojas del árbol de la plaza. Es un árbol grande y dicen que muy viejo, pero tiene unas hojas verdes, muy verdes que nunca se le caen. Creo que es un árbol mágico. Yo trepo y cojo tres hojas, de las más verdes, de las más bonitas.
Cuando llego, después de hacer un guiño a las gatitas y sacarles la lengua, Morgana me acaricia como si fuera una despedida. Y es que hoy ha venido su amiga Teresiña, la prima de Gacelita Thompson y como que se mimetiza y se vuelve recatada, transida de viento místico y de arenas del desierto.
En esta casa andamos de continuas transformaciones. Nunca un día es igual a otro. Me encanta. Por cierto, de reojo he visto en el periódico algo así como el anuncio de boda de mi anterior “amita”. Aparecía ella, su novio y un gato de enormes atributos y un lazo rosa. La foto del periódico era borrosa, pero don gato no parecía muy contento. Esto es vida.
Cuando llego, después de hacer un guiño a las gatitas y sacarles la lengua, Morgana me acaricia como si fuera una despedida. Y es que hoy ha venido su amiga Teresiña, la prima de Gacelita Thompson y como que se mimetiza y se vuelve recatada, transida de viento místico y de arenas del desierto.
En esta casa andamos de continuas transformaciones. Nunca un día es igual a otro. Me encanta. Por cierto, de reojo he visto en el periódico algo así como el anuncio de boda de mi anterior “amita”. Aparecía ella, su novio y un gato de enormes atributos y un lazo rosa. La foto del periódico era borrosa, pero don gato no parecía muy contento. Esto es vida.
1 comentario:
Siento haber ocupado otro día, pero como decidimos que agosto era "territorio comanche" espero que me perdonéis. Me apetecía seguir con la vena gatunomorgana. Un abrazo para todos.Nos vemos pronto.
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