martes, 8 de diciembre de 2009

Diciembre 2011

Por Carlos Rull

- Me gustan tus historias. Las mías
son siempre demasiado oscuras.
- A mí no me lo parece - dijo Octubre -.
Simplemente tus noches son más largas
y no eres tan cálido.
Neil Gaiman, "La presidencia de Octubre"


Después de arrearle un sonoro bofetón a Mayo, Septiembre se volvió lleno de furia hacia los demás y gritó.

- ¿Alguien más quiere dar otra opinión idiota?

El silencio envolvió la mesa. Mayo, anodadado, era incapaz de reaccionar. Acostumbrados al carácter caprichoso y voluble de Septiembre, la mayoría catalogó el incidente como previsible o incluso normal. De entre los congregados en la sala , sólo el siempre atrevido y fogoso Julio se atrevió a sugerir:

- Tal vez esta reunión se está calentando en exceso.


A lo que alguien - tal vez el joven e impetuoso Enero - añadió, en un susurro hábilmente diseñado para ser audible para todos los presentes:

- Enfríate, Septiembre.

A lo que siguió un tumulto de voces y muecas, de exclamaciones indignadas y sonrisas divertidas, de gestos provocadores y miradas cómplices. Como presidente de turno, y muy a su pesar, el venerable Diciembre intervino alzando la voz y pidiendo reiteradamente la calma. Tras lograr que el aún acalorado Septiembre presentara ante Mayo unas muy tímidas disculpas con mal disimulada afectación, planteó la solución que muchos esperaban y todos temían y llevaban varias horas evitando formular.

- Si, como se ha venido demostrando, no somos capaces de llegar a una decisión por consenso, si tan irracionales son nuestras posturas que hacen vano todo diálogo, no hay más remedio que someter este asunto a la bárbara costumbre de la votación. Propongo un pequeño descanso para calmar los ánimos. Cuando regresemos a la sala,votaremos.

El receso fue todo él un ir y venir de rumores y murmullos, de falsas promesas y osadas amenzadas, de argumentos deshilvanados y remendadas verdades. Los doce miembros del consejo recorrían los pasillos, café y puro en mano, en parejas, tríos o cuartetos versátiles y tornadizos, en contubernios y conciliábulos que ora se oponían febrilmente, ora se aliaban a conveniencia o maquinaban a traición.

Finalmente la votación produjo el peor resultado posible: un exacto empate a cinco y una abstención. El presidente, que no podía participar en la votación, debía decidir con el doble sufragio que por cargo le correspondía. Jamás viose el anciano Diciembre en peor aprieto. Caviló largamente, mientras los dos bandos a ambos lados de la mesa mostraban un completo catálogo de todos los gestos y muecas de ansiedad y desazón concebibles. Aquél mordíase las uñas, el otro rascábase las barbas, Febrero revolvíase en su asiento, Octubre tamborileaba con gracejo sobre la mesa. El silencio era una capa densa y empalagosa que lo cubría todo.

Diciembre valoró los pros y los contras de lo que allí debía decidirse. No lograba llegar a una conclusión, y preveía que de no hacerlo rápidamente aquella reunión podía concluir en una verdadera guerra intestina. Fue exactamente ese pensamiento el que le dio la clave para decidirse. Sus veladas alrededor del fuego para narrar cuentos por turnos habíanse convertido en juntas, confabulaciones, consejos, comités y subcomités, comisiones y subcomisiones. Nadie escuchaba ya a nadie. Se habían contagiado ya en exceso del comportamiento humano. Esa situación debía acabar.

- Mi voto se resuelve a favor de la moción. Por lo tanto, se aprueba por mayoría simple.

***

Aquel diciembre de 2011, los meteórologos atribuyeron a una aceleración del cambio climático el inusitado bochorno que asoló el hemisferio norte.

1 comentario:

Beatriz dijo...

Jaja, Carles, vols dir que no t'has deixat alguna etiqueta??? Tems ser políticament incorrecte?

Què és aquest relat, El filandón II? Pobre mayo: m'he quedat a mitges, amb moltes moltes ganes de saber quina havia estat la seva idiota proposta.

Entre calenturas y enfriamientos, ahí andamos, nada nada de tibiezas, jaja!

petó wappuuuuuu! ;-)