Por Raquel Casas
En la cola de la carnicería otra vez la confundieron con la misma mujer. Estaba harta de repetir siempre lo mismo, ella no era Carmen Alcalá. Una y otra vez le insistían en que sí lo era, y le explicaban supuestas historias protagonizadas por ella, historias que no conocía, que si esto, que si aquello, pero Carmen, ¿no te acuerdas?, vaya chica, qué pena, qué mal carácter se te ha puesto… En serio, no soy Carmen Alcalá; por favor, no insista más y déjeme en paz.
En la calle, en el metro, en el médico, en el súper, en el aeropuerto… Incluso una vez la llamaron al móvil y preguntaron por Carmen Alcalá. No lo podía creer, le subió la tensión y le crecieron cincuenta canas más; era una auténtica pesadilla. Pero hoy, mientras observaba los rostros rosados de las carniceras, ha llegado al límite de su paciencia y ha decidido que la bromita no podía durar más. Se ha mirado las manos, se ha tocado el pelo, la nariz, las orejas como comprobando que todo estaba en su lugar, como siempre, y se ha dado cuenta de que la solución es muy sencilla: un poco de bótox por aquí, un nuevo corte de pelo, un buen tinte y una liposucción por allá. Ha sonreído y ha susurrado jódete y hasta nunca Carmen, destructora, asquerosa usurpadora de la identidad de las personas ajenas. Y ha llegado su turno.
En la calle, en el metro, en el médico, en el súper, en el aeropuerto… Incluso una vez la llamaron al móvil y preguntaron por Carmen Alcalá. No lo podía creer, le subió la tensión y le crecieron cincuenta canas más; era una auténtica pesadilla. Pero hoy, mientras observaba los rostros rosados de las carniceras, ha llegado al límite de su paciencia y ha decidido que la bromita no podía durar más. Se ha mirado las manos, se ha tocado el pelo, la nariz, las orejas como comprobando que todo estaba en su lugar, como siempre, y se ha dado cuenta de que la solución es muy sencilla: un poco de bótox por aquí, un nuevo corte de pelo, un buen tinte y una liposucción por allá. Ha sonreído y ha susurrado jódete y hasta nunca Carmen, destructora, asquerosa usurpadora de la identidad de las personas ajenas. Y ha llegado su turno.
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5 comentarios:
Ho ho ho, qué mejor contexto que el de una carnicería para esa trascendental decisión!!!
Bueno, ahora que se acercan las fechas XX, yo voy a ir a una pescadería, a ver qué se me ocurre pedir cuando me llegue el turno. Igual me confunden con un besugo, ajaj! Bua, me pienso el remedio.
;-)
Mentre no es posi de moda injectar bòtox als pernils i als pollastres que comprem, que vagint farcint morros i microcervells amb la toxina.
Identitat? Quina identitat? Si no abunda, si va caríssima, com l'aigua de la lluna...
Identitat? Què és això, un neologisme, jeje!!! Importat del francès, segur, l'identité, la fraternité, bla bla bla. Ahh, no estava dins el triplet aquesta?
Penso que a la peixateria em puc demanar que em surti cua, s m'allarguin els cabells i em desapareguin les inferiors extremitats; així potser em confondrien... amb una sirena, jaja! Per reis, aquesta cau per reis segur.
Buona giornata;-)
Jajajajajaaaaaaaaa! M'encanta, pobre tia! Bff.. a tu t'agradaria que anessis pel món i et diguin que ets... jo que sé... Bombó del Corte Inglés? Guapibi? Ah no, que això ja t'ho diuen... jajajaaa!
Ja sé que estas molt deprimida perquè no vinguin els de la xerrada... Bueno, demà tinc optativa, m'hauré de tornar a tragar el que et vaig dir... TT'
Fins demà!!
Ens hem oblidat d'una pregunta a l'entrevista: -Per què sempre estas "TAN CANSAOOOOOO"?
Hi ha moltes carsisseries...
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