domingo, 28 de marzo de 2010

Mitolo-mía














Por Rufino Pérez






Persecución y evasión.



El juego se repite,
el mito se hace
eterno.



Regarán mis lágrimas
el árbol
que adorna al vencedor.



Rugirá mi pecho
la desgracia de perderte,
Galateo.



Porque así eres tú, enamorado mío,
alguien que va y yo persigo,
que no queda quieto
ni torna.



¿El tiempo?
¿Un río?
¿El viento?
¿O quizás tu alma y tu cuerpo herido?



Dejad que el poeta sienta
la pérdida.

1 comentario:

Beatriz dijo...

Has recapturado la poesía!!! Vaya juego de inversiones! Y la Polifema en cuestión era igual de gigantesca y ciclópea? Y el Galateo igual de lechoso y bello?

Bueno, está bien que le hayas dado la vuelta al mito: no son sólo los hombres-trobadores quienes se quedan prendados y llorando por los rincones además de objetivizar su amor y hacerlo materia poética.

Qué curioso! -aunque en realidad no es curioso, es muy explícito-, las mujeres siempre con su estereotipo de sensibleras y enamoradizas a cuestas y en cambio eran -y aun son mayoritariamente- los hombres a quienes se les permite 'cantar' sobre su pérdida amorosa. El mundo siempre al revés.
Snif!

Es bonito el poema.

Besooooo;-)