miércoles, 6 de octubre de 2010

Los cínicos no sirven para este oficio

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Por Zápiro

No me gusta que me despachen como a un asesino cualquiera. Nadie diría que todos los camareros son maitres, o que todos los contables son brockers, o que todos los franceses son maricones. Cuando algún periodista, alcachofa en ristre, cruza el módulo de la mano de mi abogado, le miro fijamente y le doy a entender que no pretenda tratarme como a un triste violador al que se le fue la mano. Esos peleles ni siquiera deberían estar en la cárcel, sino en la tele, precisamente. En la tele sólo hay sitio para dos tipos de delincuentes: el arrepentido y el experto. El resto son anuncios.

El otro día estuvo aquí un periodista. Me preguntó si era cierta la leyenda de que, después de matar a mis víctimas, me pongo a hacerles preguntas. Le contesté que no, que no me gustan las respuestas previsibles. Se puso un poco nervioso y acompañó su ruego con una coletilla solemne en torno al rigor de su programa. “Estoy convencido de que el rumor es cierto”, dijo, así que le apremié a que contrastara sus fuentes. Creo que es así como lo llaman. Cuando entraron los guardias ya se había desangrado, pero me dio tiempo a cortarle las dos orejas y guardarlas debajo del colchón. Sabe Dios que desde entonces no me ha oído dirigirle una sola pregunta. En realidad, no soporto los programas en diferido.
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5 comentarios:

Mercè Mestre dijo...

Ja, ja, ja! A este Hanníbal sólo le faltó el paseíllo. Donde hay categoría...

Ciertamente, en oreja cortada no entran preguntas incómodas.

Muy bueno.

Zápiro dijo...

ja, ja, ni las incómodas, ni, por desgracia, tampoco de las otras.

bess,

Angela desde Chocolate Bailable dijo...

simplemente me encantó!
Saludos!

Zápiro dijo...

gracias, ángela!

a mí me encantó encontrar tu comentario ;-)

muchos saludos,

Carso dijo...

bonito final feliz para un [sic] periodista. ¿sabes que en el lóbulo de la oreja hay docenas de puntos de acupuntura? Tu asesino podría hacer vudú con él y putearle incluso en su tumba.
Qué ideas se le ocurren a uno pensando en su jefe...