De pronto me sorprendí a mí misma hallando consuelo en el triste dato de compartir con él grupo sanguíneo, universal positivo: la única, la primogénita. Me reacomodé en el asiento de la Renfe soslayando el porqué de la sorpresa y el porqué del consuelo. En el bosque de cifras, congestiones y recelos podría aquel día prestarle mi sangre.
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Hace 33 minutos
3 comentarios:
El reguitzell de sentiments que transiten entre l'estació de la sorpresa i la del consol donarien per a un mapa ferroviari de Shakespeare.
Gràcies guapa. Demà t'ho explico. O demà-passat. O l'altre, quan a la renfe li plagui.
;)
No tengo palabras...
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