lunes, 28 de marzo de 2011

Herida


De pronto me sorprendí a mí misma hallando consuelo en el triste dato de compartir con él grupo sanguíneo, universal positivo: la única, la primogénita. Me reacomodé en el asiento de la Renfe soslayando el porqué de la sorpresa y el porqué del consuelo. En el bosque de cifras, congestiones y recelos podría aquel día prestarle mi sangre.

3 comentarios:

Mercè Mestre dijo...

El reguitzell de sentiments que transiten entre l'estació de la sorpresa i la del consol donarien per a un mapa ferroviari de Shakespeare.

Beatriz dijo...

Gràcies guapa. Demà t'ho explico. O demà-passat. O l'altre, quan a la renfe li plagui.
;)

Anónimo dijo...

No tengo palabras...