domingo, 1 de abril de 2007

LA ESCLAVITUD


Por Rufino Pérez


Dicen que las cosas para alcanzarlas, primero hay que soñarlas. El sueño tiene la fuerza de estirar al ser humano hasta la meta, aunque ésta se sitúe a cientos de kilómetros. El que no sueña, no alcanza nunca a percibir la fuerza de un deseo. Es el sueño de Martin Luther King, es el sueño de quien cree en un mundo hermanado y en paz, es el sueño del docente que ve más allá de la torpeza que todos lo días contempla; es el sueño.

Y el sueño de Luther King aún está lejos. Necesita que lo sigan soñando, necesita que siga siendo soñado. Hoy leo en el periódico que en Arguedas, una localidad navarra, a 20 km. de Tudela, hubo un tiempo en el que los patronos solían jugarse los esclavos en una partida. El dinero se había acabado, o simplemente no tenía valor; lo que tenía valor –de cambio en la baraja- era la vida humana, los peones. Esta gente vivía en condiciones infrahumanas, eran esclavos, aunque no se les llamase así. Trabajaban de sol a sol, recibían el alimento justo para mantener sus fuerzas para el trabajo y recibían también golpes y malos tratos, todo ello a cambio de las 14 horas o más de trabajo.

Hubo un tiempo, sí. Justo hace unas semanas de estos hechos. Hay un tiempo, debería decirse.

De acuerdo, el capitalismo nos lleva a todos a una forma más o menos entendible como esclavitud: somos esclavos del dinero, somos esclavos de pasiones perfectamente vendidas en perfecto marketing televisivo…, pero la otra esclavitud es otra cosa. Ésa es una esclavitud milenaria que creíamos extinguida. ¿Dónde esta el sueño de Luther King? ¿Dónde están los sueños de abolición del apartheid y de la igualdad entre negros y blancos? Hay que volver a soñarlos.

Porque además, en el caso anterior, se trata de ciudadanos de la Comunidad Europea, portugueses para más señas. Daría igual si fuesen africanos, pero a lo mejor, podríamos contemplarlo de distinta manera. Hay mucha tradición y películas americanas pegadas a nuestras neuronas. Y no somos racistas, no.

A estos “trabajadores” se les paga, una miseria, que además es intervenida por el patrono que se queda con la parte que le da la gana en concepto de manutención y estancia; vaya ironía, tener que pagar por trabajar.

Y detrás de los patronos están los empresarios, entre los que se puede citar a una multinacional y hasta una bodega de cierto renombre. Esto es peor que El Lazarillo, en donde el juego de apariencia-realidad tenía al menos una razón: el honor del escudero. Estos empresarios el honor ni lo conocen y los esclavos, esos sí conocen otro aspecto del Lazarillo: el hambre.

Pero aún hay más. Yo me pregunto a qué estado hemos llegado cuando alguno de estos “trabajadores”, ahora liberados por la policía, reconoce haber recibido palizas y haber tenido que trabajar en unas condiciones muy duras, pero cuando se le pregunta si no sería mejor volver a Portugal, responde categóricamente que no. Esto es lo que facilita que las mafias consigan tan fácilmente atraer a la gente desde su país a un destino incierto.

No dejéis de soñar, soñad con fuerza un mundo en el que nadie se vea obligado a alejarse de su tierra para no querer volver nunca.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias, Rufino, por levantar un poquito más ese velo pintado de rosa que oculta tantas y tantas cosas que una ingente mayoría no quiere ver y una pequeña minoría no quiere que veamos. Y sigamos soñando, pues sólo con otro futuro en nuestro espíritu podremos alzar la cabeza y luchar por alcanzarlo.

Disfruta de tu semana parisina, y nos vemos a tu vuelta.

Carla dijo...

Bé... La realitat és un estira i arronsa, però una cosa està clara: la esclavitud, ni de lluny, s'ha acabat. Fins i tot ha empitjorat en certs aspectes. Recomano ferventment un llibre que es titula "El libro negro de las marcas" dels periodistes investigadors alemanys Werner-Weiss. Allà es mostra el rerefons de les empreses: esclavitud, ajudes a guerres i dictadors per extreure'n beneficis, destrucció del medi ambient i del medi d'alimentació de tribus i natius i grans dosis de maquillatge, o sigui de publicitat, per encobrir-ho. És una investigació detallada de tot això, en nom de la tecnologia, les empreses farmacèutiques, les petroleres i les empreses d'alimentació. Aviso: posa els pèls de punta, però és un gran llibre per entendre moltes coses de l'actualitat. A més, al final té una relació de les empreses i de què se les acusa, amb nom i cognoms. Per avalar-lo, només diré que ha estat bibliografia del grandíssim Eduardo Galeano.

Anónimo dijo...

¿Qué tal ,si soñamos que todos volvemos a casa?. Creo sinceramente, que ya estamos demasiado tiempo fuera…que el puzzle se ha desintegrado tanto, que trabajo tenemos para pegarlo. Hoy en las noticias comentaban, que nos abandonan hasta las laboriosas y leales abejas ,sin preñar flores…sin dulces despedidas, con antinaturales adioses, sin cadáveres que enterrar.
Soñemos Rufino, soñemos incluso despiertos, incluso juntos(mejor juntos)….soñemos con curriculums arco iris, donde la “tolerancia ”política, pero no éticamente correcta(¿Quién somos para tolerar a nadie?)se convierta en NO TOLERANCIA….simplemente ya basta!!!!.
“ Soñar que cuando llegue al final podré decir que viví soñando y que mi vida fue un sueño soñado en una larga y placida noche de la eternidad”.
Martin Luther King

Disfruta en Paris, mímalo mucho….es uno de mis viajes soñados, convertido , de momento, solo en deseo.

R.P.M. dijo...

He regresado de París, y mientras me pongo al día, os quiero hacer llegar un poco de sol desde Trocadero en medio de un mitin de los Verdes; un poco de nostalgia desde la Place des Vosges; un privilegio de vista al lado de la Stirga de Notre Dame -me quedo con esta entre todas las otras: la Défense, Arc de Triomphe, Tour Eiffel-; un soñador paseo a lo largo del Sena con bouquinistes incluidos.. . Y en fin, un regreso para seguir soñando desde este círculo de amigos. Tardaré un poco en buscar el libro, Carla. Ah. y para Paula, tengo que decirle que París se ha dejado mimar. Tenemos que vernos, Carlos.