sábado, 12 de mayo de 2007

¡ VIVA LA MADRE QUE PARIO A PEREZ REVERTE !


Ruben García Cebollero
rgarciaceb@uoc.edu


Hace algunas semanas en su patente de corso don Arturo Pérez Reverte firmó "eran los nuestros", donde sin haber visto la película 300 se pronunciaba sobre la polémica despertada por la visión tradicional de la batalla, y la visión más orientalista o menos eurocéntrica.

Pérez Reverte escribe desde las lecturas de Herodoto, Diodoro de Sicilia y Jenofonte, para decirnos que aquellos 300 eran los nuestros, quienes dieron una demostración suprema de lo que el ser humano, seguro de lo que defiende, puede y debe hacer antes que someterse.

Pérez Reverte afirma que el sacrificio de los 300 salvó una idea de sociedad y del mundo opuesta a cualquier poder ajeno a la solidaridad y la razón. Después Perez Reverte concluye manifestando que Leónidas y los suyos con el tiempo hicieron posible Europa, la Enciclopedia, la Revolución Francesa, los parlamentos occidentales, que mi hija salga a la calle sin velo y sin que le amputen el clítoris, que yo pueda escribir sin que me encarcelen o quemen, que ningún rey, sátrapa, tirano, imán, dictador, obispo o papa decida -al menos en teoría, que ya es algo- qué debo hacer con mi pensamiento y con mi vida. Por eso Pérez Reverte opina que esos 300 hombres nos hicieron libres.

Uno de los argumentos a subrayar en el análisis de la polémica, sin que Pérez Reverte haya visto la película, es que el 480 antes de Cristo no es el año 2007, y lo social o políticamente correcto hoy nada tiene que ver con aquella situación histórica. Aceptado esto, y sin dudar que eran los nuestros, sólo quiero decir dos cosas: que viva la madre que parió a Pérez Reverte, y que no tiene razón.

Admito haber leído a Pérez Reverte desde el húsar, aprecio siempre su lucidez y su estilo, pero la democracia es una idea que debe permitirnos convivir, y no exaltarnos hacia la destrucción. Creo que él ha visto demasiadas guerras para entender qué siento, por mucho que me guste la película, los nueve libros de Herodoto, la Anábasis de Jenofonte, y demás.

A nivel literario, lo mejor que he escrito está ambientado en la guerra civil, y por supuesto no se ha publicado. También es la visión de una batalla: la del Ebro. Lo que deseo subrayar es lo triste que resulta que, a lo largo de la historia, se sacrifiquen las vidas de muchos para el bienestar de unos pocos. Que haya unos opresores y unos oprimidos, aunque como diría
Pareto la desigualdad entre pobres y ricos es inherente a toda sociedad.

En resumen: ¡viva la madre que parió a Pérez Reverte! Quizá porque también tengo aires de Cartagena, sangre murciana, tanta como catalana, aragonesa y demás. Y esa sangre me dice que, tengamos o no el honor y la gallardía de los 300, nunca debemos rendirnos a ninguna tiranía, sea oriental u occidental, pues como afirmó Martin Luther King: la injusticia donde quiera que ocurra es una amenza contra la justicia en cualquier parte.

De todas formas, quiero acabar no pensando en 300 sino en las Conversaciones entre alquimistas, que ha publicado Jorge Riechmann, que en su "poema" el enigma secreto del misterio de todos los templarios, masones, criptocátaros y sacerdotes egipcios del bajo imperio, nos dice:

El capital quiere hacernos creer que somos lo que vendemos.
Pero somos lo que regalamos.


Y como buen culé deseo felicitar al Getafe, por su fe en los milagros, y a Risto Mejide, cómo no, por sus Miedocres, con Sabina de fondo ¿quién me ha robado el mes de abril?, porque nadie debería conformarse, nadie debería morirse un poquito cada día, nadie debería olvidar que hoy los 300 barrarían el paso en las Termópilas a las grandes corporaciones, o a ese ejército gris de "miedocres" decididos a no decidir.


La historia, tarde o temprano, nos empuja a tomar partido. Por lo demás, larga vida a la Ley del Suelo.

2 comentarios:

R.P.M. dijo...

Atención, mediocres. Tampoco hay que afanarse por sobresalir. La feliz mediocridad puede ser una teoría válida. Por ahí fuera, disparan a dar. Y ya se sabe, el que más se deja ver es el que sobresale.
En fin, que para lo que nos van a dar, tampoco se sabe qué es mejor. La indecisión es también una manera de dicisión. ¿O no?

Anónimo dijo...

Por fin!!! te has sacado las 300 imágenes de la cabeza (ego de publicista)y la has visto con el corazón...lo guardabas en el cajón,era el mes de Abril.