sábado, 2 de junio de 2007

OTRA LENGUA


Rinko, mi vecina japonesa, suele llamar al timbre a horas intempestivas, ligerita de ropa, para pedirme sal.

Que yo no soy de piedra, le suelo contestar, mientras espera en el rellano -con el frío que hace- a que vaya a buscar lo que me pide.

Ayer la oí cerrar la puerta cuando había llegado a la cocina, y sus pasos la llevaron al sofá, donde se exhibía como una pantera observando a su presa.

Yo tampoco
, me dijo. Tampoco soy de piedra.
Veo que has progresado con la lengua, reaccioné.

¿Te importa que me haya acomodado?
Susurró. Quiero pedirte algo. Algo más.

¿Qué?

Necesito otra lengua
. El pecho respiraba como una jarra de cerveza negra, cuya espuma se perdía acariciando el cristal de la noche.

¿Otra lengua? Me senté junto a ella en el sofá.

Ella agarró mi pelo y llevó mi cabeza hasta su sexo. Repitió: otra lengua.

Nos sentimos como estatuas que volvían a la vida, y después de una lucha de tigres y de ostras, de tórtolas y besos, la embestí protegido como un lápiz de cera escribiendo en la lava de un volcán. Escribiendo en el fuego.

Me arañó sin piedad. Me surcó a dentelladas. Me temblaron los muslos. Me giraron los ojos hasta no poder más. Me quedé sin aliento. Se quedó sin aliento.

Nos llevamos del sofá a la cocina, de la sal al azúcar, del silencio al jadeo y en una desnudez acelerada, silenciosa, abrazamos y enlazamos los sudorosos cuerpos como estatuas de fallas renacidas, a llamas y cenizas, con el eco que persiste en el piso desde ayer.

Cuando cerró la puerta, al marcharse, sólo dijo: otra lengua capaz de devorar

mi soledad
.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sigo pensando ,que eres un estupendo publicista(buen book) y un estupendo traductor de lenguas ,no precisamente muertas….pidió sal y encima no era diabética. Genial calmar soledades en universales lenguajes….piedra de mechero.
Sayonara, traducido en castizo Ole!!!!.