Por Rufino Pérez
Vas y vienes
como el viento,
no eres estable,
tiempo.
A veces te paras
y otras,
no llegas.
A veces te haces eternamente
insoportable,
otras,
te querría eterno conmigo.
Si fueras un metal
serías dúctil
y a la vez
tierno
-o más bien maleable-.
Si fueras una rata
no habría gato
que te mordiera:
abriría la boca hoy
y al cerrarla,
ya sería mañana.
Un abrir y cerrar
de ojos
es lo que dura
un beso
-si no es de tornillo-
pero el sabor
es para toda la vida.
¿Han besado alguna vez
tus hijas
las Horas?
Pregúntales.
Hay alguna
más díscola que otra
más casquivana
-con perdón-
que te dirá que sí
porque un día sintió
un roce misterioso.
Pero busca
en aquella que calla.
Notarás
que ha llevado la lengua
al paladar
y después
se ha mojado los labios.
Ahí encontrarás
un beso sin tiempo.
Pídele la receta.
2 comentarios:
Ets un poetàs!
Gràcies per compartir la teva gran sensibilitat. M'ha encantat allò del "no tiempo", usease, "nirvana", jeje! així, almenys és com ho he volgut entendre jo...
"no tiempo", "nirvana", aquello que pocas veces llegamos siquiera a intuir, pero que es real y que velamos constantemente con mil y un afanes cotidianos en los que el tiempo manda. Gràcies, Carla.
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