domingo, 14 de octubre de 2007

...TIENES NOMBRE DE MUJER.

Por Rufino Pérez

Hay momentos en que te busco para abandonarme contigo: gozar de tu silencio, saborear la miel de tus labios callados, recrearme en la contemplación de valles y ríos que pueblan el paisaje desde el pico de la montaña donde asciendo cada vez que te busco.

Esta vida social tan diferente de la que soñamos, tan distinta de la natural, no me lleva a ti demasiadas veces. Pero necesito verte. Y ahora, quiero decir, últimamente, te busco demasiadas veces y dicen los demás que eso no es bueno. ¿No es bueno buscar? ¿No es bueno encontrarte? ¿O lo no bueno está en las demasiadas veces? Nadie me lo explica. Y yo sigo llamándote cuando te necesito. Y a veces no vienes.

Cuando llegas, yo soy capaz de estar contigo a la vez que estoy conmigo mismo. Vamos, que te meto dentro y los dos, tú y yo, somos uno. Y entonces soy capaz de preguntarme tantas cosas. No hallo respuesta a todas. Sería muy fácil, pero al menos, soy capaz de preguntármelas, que ya es mucho. Y en ese monodiálogo, tú eres testigo. Y así, tú sabes de mí todo aquello que no cuento a nadie, que sólo me cuento a mí mismo contigo dentro.

¿Sabes?, me gusta citarte en cualquier sitio, porque disfruto con la charla y me sobra todo lo demás. A ti tal vez, te gustan los lugares cerrados, pero cuando te he puesto en mitad de un pequeño valle, al lado de un lago, tumbados sobre la hierba fresca, con los ojos hacia el cielo, entonces te he visto sonreír y has disfrutado tanto como yo.

Me han dicho también, que cuando me haga mayor –viejo, porque mayor ya soy- entonces no te separarás de mí. Pero me dicen también, que entonces no me gustarás como me gustas hoy, y que no te buscaré como te busco hoy porque te habré encontrado para siempre. Bueno, ya se sabe, de viejos, las arrugas, los movimientos torpes… tampoco yo seré guapo, puesto que no lo soy ni siquiera ahora, entonces todavía menos. A los dos nos cambiará el semblante, pero nos llevaremos bien, ya verás. Si hemos estado tantas veces juntos, divertidos, en animada charla, no sé por qué ha de cambiar tanto. Yo creo que exageran.

Pero tiempo al tiempo. Ah, mi amigo el tiempo. No sé por dónde andará ahora. Va tan rápido.

Yo te seguiré llamando. No demasiadas veces porque sale caro aunque no utilice el móvil. Tampoco pasaré toda la tarde, no creas. Eres encantadora, sonríes y me haces sonreír, escuchas mis lágrimas caer y las tomas con delicadeza para construir con ellas el palacio de cristal que llevas contigo, me transmites la fuerza que llevo dentro, haces que me conozca mejor de los que me conocen los de fuera, logras sacar de mí lo que ni yo mismo sé que tengo… pero no puedo pasar todo el tiempo contigo. Algún día, tal vez, sepamos cómo hacerlo sin perder del todo el corazón que cada uno tenemos.

Amiga mía, Soledad…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No tienes nombre de mujer...pero yo te estaba esperando querido domingo,esperaba el bálsamo de las palabras,la esperanza que siempre tienes tiempo de compartir y de expresar mágicamente...incluso compartes la soledad,genial paradoja.
Hoy escribo sin h de humor,pero me gustaria compartir algo que lei:
"Soledad es la presencia de uno mismo. La soledad es muy positiva. Es una presencia, una desbordante presencia. Tú estás tan lleno de presencia que puedes llenar el universo entero con tu presencia y no hay necesidad de nadie".Nada que ver con la desolación,mensajera de ausencias.
Por eso estoy convencida que os llevareis estupendamente....seras un viejecito bollicao ,relleno de presencia, que sacaras a bailar a la Sole en los viajes del interior,aunque sean del inserso je,je.
Un abrazo y gracias por la compañia.

R.P.M. dijo...

El blog no sería el mismo si ti. Tienes palabras de ánimo para todo el mundo. La gripe pasará pronto y te volverá esa h de humor. Así lo deseo. Un abrazo y greacias por tu aportación.