Por José G. Obrero.
Ahora que el problema de las infraestructuras en Barcelona se ha puesto tan de moda como la misma ciudad, dejando al descubierto que, después de haber estado mostrando al mundo su lado más fotogénico, la capital del Mediterráneo tenia graves problemas intestinales, me apetece hablar de ciudades sin intestinos, ciudades con artrosis en sus articulaciones. Empezaré por Córdoba (a la que admiro de manera desproporcionada como sólo puede hacerlo alguien que no ha nacido en el lugar objeto de esa admiración). La que fuera Capital del Mundo, Faro de Occidente, se despierta lentamente de un pesado sueño que le cuesta abandonar. La causa: una clase política narcotizada durante décadas que ha producido ciudadanos soñolientos que no encuentran un sitio dónde tomar café. 300 mil personas que cuando tienen que coger un avión se tienen que ir a Sevilla o a Málaga porque su ciudad es la única de Europa con ese número de habitantes que no tiene aeropuerto. Eso sí, pueden hacerlo en AVE, fuente del estreñimiento barcelonés, que en Córdoba funciona desde el 92 gracias a que casualmente se encontraba entre Madrid y Sevilla, una piedra en el camino como quien dice. Conviene aclarar que actualmente el tema del aeropuerto se está moviendo después de décadas olvido (porque sí, lo había, pero demasiado pequeño como para permitir vuelos comerciales) y se habla del 2012 como fecha tope para su inauguración.
Volvamos a convertir a Córdoba en el centro de algo: vamos a hacerlo de este artículo y partiendo desde ella giremos a la izquierda e intentemos irnos a Granada. Buscad por internet un tren que nos lleve. ¿No ha habido suerte? Pues vayámonos por autopista que llegamos tarde, ah ¿no hay autopista? Pues no, no la hay. Así que aseguraros que tenéis puesto el cinturón de seguridad porque vamos a tener que coger una carretera tomada por tractores y camiones: la que une dos ciudades como Córdoba y Granada.
En vistas de cómo está la comunicación con la zona oriental, mejor vayámonos a la occidental. Una escapadita a Huelva puede estar bien, hace pocos días tuvieron el Festival de Cine Iberoamericano y con un poco de suerte podemos encontrarnos a Maribel Verdú. Probad a poner en RENFE.es Córdoba-Huelva: hay un tren al día a las 8 de la tarde, pero claro nosotros queremos llegar temprano para darnos un paseo y tomar unas cañas. Cojamos el AVE hasta Sevilla y desde ahí un tren a Huelva. No hay trenes. Si miráis los mapas ambas ciudades distan menos de cien kilómetros pero no hay trenes que las unan. Y un dato más: no hay AVE proyectado hasta por lo menos el 2020. ¿Os imagináis a Tarragona o Girona sin conexión por tren con Barcelona? Si queréis ir a Huelva tenéis que tomar un taxi en la estación de Santa Justa para que os lleve a la estación de autobuses de Plaza de Armas, y desde ahí subiros a uno de los autocares cuyo nombre me niego a recordar, que parten cada hora para la capital onubense.
Las malas (o atrevidas) lenguas señalan los intereses y contactos de esta empresa en la administración como causa de esta situación anómala.
En resumen, que mientras unas ciudades tienen problemas por que sus infraestructuras están obsoletas y nadie se ha preocupado durante décadas en actualizarlas, otras todavía fantasean con tenerlas. Viendo el vaso medio lleno, podemos estar contentos porque está todo por hacer y eso, como dicen los políticos, es una tarea ilusionante. Yo como no quiero coger el coche mejor me quedo en mi casa leyendo como esta comunidad se desarrolla más que ninguna otra de Europa y no es Harry Poter o Peter Pan dónde aparece, es en el periódico de hoy.
Ahora que el problema de las infraestructuras en Barcelona se ha puesto tan de moda como la misma ciudad, dejando al descubierto que, después de haber estado mostrando al mundo su lado más fotogénico, la capital del Mediterráneo tenia graves problemas intestinales, me apetece hablar de ciudades sin intestinos, ciudades con artrosis en sus articulaciones. Empezaré por Córdoba (a la que admiro de manera desproporcionada como sólo puede hacerlo alguien que no ha nacido en el lugar objeto de esa admiración). La que fuera Capital del Mundo, Faro de Occidente, se despierta lentamente de un pesado sueño que le cuesta abandonar. La causa: una clase política narcotizada durante décadas que ha producido ciudadanos soñolientos que no encuentran un sitio dónde tomar café. 300 mil personas que cuando tienen que coger un avión se tienen que ir a Sevilla o a Málaga porque su ciudad es la única de Europa con ese número de habitantes que no tiene aeropuerto. Eso sí, pueden hacerlo en AVE, fuente del estreñimiento barcelonés, que en Córdoba funciona desde el 92 gracias a que casualmente se encontraba entre Madrid y Sevilla, una piedra en el camino como quien dice. Conviene aclarar que actualmente el tema del aeropuerto se está moviendo después de décadas olvido (porque sí, lo había, pero demasiado pequeño como para permitir vuelos comerciales) y se habla del 2012 como fecha tope para su inauguración.
Volvamos a convertir a Córdoba en el centro de algo: vamos a hacerlo de este artículo y partiendo desde ella giremos a la izquierda e intentemos irnos a Granada. Buscad por internet un tren que nos lleve. ¿No ha habido suerte? Pues vayámonos por autopista que llegamos tarde, ah ¿no hay autopista? Pues no, no la hay. Así que aseguraros que tenéis puesto el cinturón de seguridad porque vamos a tener que coger una carretera tomada por tractores y camiones: la que une dos ciudades como Córdoba y Granada.
En vistas de cómo está la comunicación con la zona oriental, mejor vayámonos a la occidental. Una escapadita a Huelva puede estar bien, hace pocos días tuvieron el Festival de Cine Iberoamericano y con un poco de suerte podemos encontrarnos a Maribel Verdú. Probad a poner en RENFE.es Córdoba-Huelva: hay un tren al día a las 8 de la tarde, pero claro nosotros queremos llegar temprano para darnos un paseo y tomar unas cañas. Cojamos el AVE hasta Sevilla y desde ahí un tren a Huelva. No hay trenes. Si miráis los mapas ambas ciudades distan menos de cien kilómetros pero no hay trenes que las unan. Y un dato más: no hay AVE proyectado hasta por lo menos el 2020. ¿Os imagináis a Tarragona o Girona sin conexión por tren con Barcelona? Si queréis ir a Huelva tenéis que tomar un taxi en la estación de Santa Justa para que os lleve a la estación de autobuses de Plaza de Armas, y desde ahí subiros a uno de los autocares cuyo nombre me niego a recordar, que parten cada hora para la capital onubense.
Las malas (o atrevidas) lenguas señalan los intereses y contactos de esta empresa en la administración como causa de esta situación anómala.
En resumen, que mientras unas ciudades tienen problemas por que sus infraestructuras están obsoletas y nadie se ha preocupado durante décadas en actualizarlas, otras todavía fantasean con tenerlas. Viendo el vaso medio lleno, podemos estar contentos porque está todo por hacer y eso, como dicen los políticos, es una tarea ilusionante. Yo como no quiero coger el coche mejor me quedo en mi casa leyendo como esta comunidad se desarrolla más que ninguna otra de Europa y no es Harry Poter o Peter Pan dónde aparece, es en el periódico de hoy.
1 comentario:
Comparto tu admiración por la bellísima Córdoba, Jose, a la que unen lazos estrechísimos, y expreso mi cariño por Andalucía en general, y por supuesto, apoyo tus palabras sobre la falta de infraestructuras en esta supuesta novena o décima potencia mundial. Ayer decían en la radio que los andaluces quieren mucho a Magdalena Alvarez, ¿les habrán preguntado a todos ellos, sobre todo a los sufridos cordobeses??
Dijeron algo mucho más inteligente: que un político es un ser incapaz de solucionar problemas pero que disimula su incapacidad creando e inventando nuevos problemas que tampoco es capaz de solucionar, en Cataluña sabemos muchos de eso.
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