Por Rubén García Cebollero
Jugando con los quieros. Chile. 2007.
Conocí a la poetisa chilena Marta Ivonia García en Oviedo, aunque conocía de antes sus poemas. Es socia de la AEN y nos presentó "Jugando con los quieros".
Este es mi comentario. De entrada, un "quiero" es el producto de una necesidad, como apuntaa Marta Ivonia, que ha engendrado un deseo que puede que muera derrotado, que puede que se mantenga con esperanza pero no logre el triunfo, o que puede que logre su objetivo.
Estos "quieros" buscan la hermandad de la ciencia y la poesía. En mi caso nombro a esta poesía como poesía gnóstica. Es una construcción sencilla, que parte de la idea del también poeta chileno Mario Markus que "la vida no siempre es lógica". Los quieros, tampoco.
En estos "quieros" debemos destacar la figura de la "machi", vieja bruja de la tribu/ que sabe más por vieja/ que por erudita letrada, y de las musas, brujas de papel, pero es el científico, el matemático quien nos desvela que: cada cual tiene sus quieros/ de diferente potencia/ entre muchas variables.
El quiero del geómetra nos lleva al choque violento/ de rechazo absoluto o al encuentro amoroso/ de uninón permanente. El profesor de literatura nos enseña que "querer no es sinónimo de amar". Para el químico es energía, para el físico son las fuerzas más numerosas del mundo en que vivimos.
Un poema magnífico es sin duda el que dice: "tengo a Unamuno a mis pies/ a ver si por osmosis/ adquiero su saber.// Parada sobre su libro/ para ganar altura, sueño mi quiero...".
El quiero intranquiliza al guerrero, que siempre encuentra otro quiero. Y Marta Ivonia se convierte en la machi con la historia de los quieros, los quieros de antaño tiraban de su falda, se sumerge en el tiempo sin tiempo de la historia. Aunque quizá el trato que recibe la palabra poética podría ser mejor, nada desluce el deseo deja hacer a la vida y sé feliz.
Cuando Marta Ivonia nos lleva a sus deseos, nos enuncia que le faltan recursos. Tal vez nos engaña. No son los deseos los mejores versos del poemario pero la locura del desear o la locura de la realidad se confunden en el ego de las verdades reveladas.
En el fondo los deseos son "disfraces" que nada tienen que ver con los quieros. Marta Ivonia se convierte en una gran exploradora, una auténtica "Hernanda de Magallanes", cuya andadura no ha hecho más que iniciarse y cuyo rumbo apunta a una voz clara y a salvo de verdes dudas o immaduros frutos.
Así pues, como le apuntaba Mario Markus, es indispensable volver a ver la vida sin calzoncillos,)
Y con algo de ironía,)Jugando con los quieros. Chile. 2007.
Conocí a la poetisa chilena Marta Ivonia García en Oviedo, aunque conocía de antes sus poemas. Es socia de la AEN y nos presentó "Jugando con los quieros".
Este es mi comentario. De entrada, un "quiero" es el producto de una necesidad, como apuntaa Marta Ivonia, que ha engendrado un deseo que puede que muera derrotado, que puede que se mantenga con esperanza pero no logre el triunfo, o que puede que logre su objetivo.
Estos "quieros" buscan la hermandad de la ciencia y la poesía. En mi caso nombro a esta poesía como poesía gnóstica. Es una construcción sencilla, que parte de la idea del también poeta chileno Mario Markus que "la vida no siempre es lógica". Los quieros, tampoco.
En estos "quieros" debemos destacar la figura de la "machi", vieja bruja de la tribu/ que sabe más por vieja/ que por erudita letrada, y de las musas, brujas de papel, pero es el científico, el matemático quien nos desvela que: cada cual tiene sus quieros/ de diferente potencia/ entre muchas variables.
El quiero del geómetra nos lleva al choque violento/ de rechazo absoluto o al encuentro amoroso/ de uninón permanente. El profesor de literatura nos enseña que "querer no es sinónimo de amar". Para el químico es energía, para el físico son las fuerzas más numerosas del mundo en que vivimos.
Un poema magnífico es sin duda el que dice: "tengo a Unamuno a mis pies/ a ver si por osmosis/ adquiero su saber.// Parada sobre su libro/ para ganar altura, sueño mi quiero...".
El quiero intranquiliza al guerrero, que siempre encuentra otro quiero. Y Marta Ivonia se convierte en la machi con la historia de los quieros, los quieros de antaño tiraban de su falda, se sumerge en el tiempo sin tiempo de la historia. Aunque quizá el trato que recibe la palabra poética podría ser mejor, nada desluce el deseo deja hacer a la vida y sé feliz.
Cuando Marta Ivonia nos lleva a sus deseos, nos enuncia que le faltan recursos. Tal vez nos engaña. No son los deseos los mejores versos del poemario pero la locura del desear o la locura de la realidad se confunden en el ego de las verdades reveladas.
En el fondo los deseos son "disfraces" que nada tienen que ver con los quieros. Marta Ivonia se convierte en una gran exploradora, una auténtica "Hernanda de Magallanes", cuya andadura no ha hecho más que iniciarse y cuyo rumbo apunta a una voz clara y a salvo de verdes dudas o immaduros frutos.
Así pues, como le apuntaba Mario Markus, es indispensable volver a ver la vida sin calzoncillos,)
2 comentarios:
Con esa preciosa foto de cabecera, es fácil confundir el deseo con el quiero y hasta con el amor. Es verdad que la vida no siempre es lógica, porque en ella se funden el corazón y la razón -y a menudo la sinrazón-. Para mí, el quiero es una fuerza poderosa siempre precedida por el deseo, que se desata de manera real en cada uno de nosotros. Y si alguno de esos quieros te lleva al amor, ya ni te cuento.
No olvides que los reyes magos no son adivinos... y que el "manual practico de escritura creativa" no te va a llegar si no llamas a la puerta... que Paula ya lo tiene,)
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