domingo, 27 de enero de 2008

VIVIR PARA MORIR

Por Rufino Pérez

Vivir es cada día más difícil. Acabo de decidir que me voy a morir, no quiero vivir. Y soy de los que cuando toma una decisión, no para hasta conseguirla. Y esta es una decisión muy firme: me voy a morir.

Pero tampoco quiero morir de cualquier manera. No. Yo me voy a morir con dignidad. Y si puede ser, voy a morir por una causa justa. Aunque no sé. En la mayoría de los casos, los que lo hicieron antes que yo lo único que consiguieron fue que otros –los vivos- siguieran sufriendo la injusticia que el muerto quiso mitificar. Otros, tal vez, consiguieron.. pero no, no quiero poner mi muerte en manos de la estadística.

Pero, lo de la dignidad sí, eso es importante. Hoy día, hay quien quiere morir dignamente y no le dejan.

Además, me voy a morir con las botas puestas, que eso es muy de hombres y que dicen que te quedas muy frío cuando te mueres. Y con las botas, me pondré calcetines de lana. Lo de ponerme corbata y traje, ya lo pensaré, eso entra en los detalles.

He visto en Internet que uno se puede morir de muchas cosas. Se puede morir de risa, de asco, de pena, de melancolía. De esto último morían los del XIX, los románticos aquellos. Pues no. Yo voy a morir al estilo siglo XXI. Hay que dar un paso adelante en todo.

También se puede morir de hambre, aunque eso a mí siempre me ha producido un intenso dolor cuando he visto a los muertos. Y por si fuera poco, luego tienes que aguantar que los demás muertos te digan que eres un muerto de hambre. No, no, yo quiero morir y quedarme en paz.

Me podía morir de repente, pero eso es muy trágico y ya he pasado algunas de esas tragedias. No quiero repetir.

Muchos se mueren sin haber vivido. Y hombre, si eso te ocurre a cierta edad, la verdad es que resulta toda una faena. Es como si te comieras un arrocito y te quedaras con hambre, con el agravante de que no puedes repetir ni tampoco rascar el cremaet. Porque te mueres y ya está.

Yo prefiero morir y oye, que me quiten lo bailao. Bueno, y eso que he dicho que vivir es cada día más difícil, pero, ojo, no es imposible. Normalmente, la vida te sale al encuentro. De todas formas, mi decisión sigue firme: me voy a morir.

Ah, eso sí: no pienso avisar a nadie cuando me muera. Creo que se darán cuenta, pero en cualquier caso, lo que es yo, no se lo voy a decir a nadie.

Hay una manera de morir, que es de lo más sublime: morir de amor. En lo más profundo de mi corazón, guardo la imagen de Isabel de Segura inclinada sobre el rostro de su amado Diego. Están ahí, al inicio de la escalinata, en Teruel. Y yo los he visto día tras día, mañana tras mañana, año tras año. Siempre tejiendo un beso póstumo que se niega a salir todo de una vez, porque es inmenso, es eternal. La vida les salió al encuentro en un cruce de caminos y tuvieron que tomar una decisión muy rápida. Dichosos los que ven venir a la vida, la esperan, la saludan, tiemblan de emoción al contacto y la cuidan como enamorada isabelina.

Lo de morir sigue siendo una decisión firme, pero bien pensado, tampoco me voy a dar prisa. Mientras tanto, me voy a preparar, a ver si puedo sacarme el doctorado en morir… de amor.

2 comentarios:

Gogus dijo...

Morir el que és morir, tots en sabem ja una mica, oi?. En cert sentit tots vam estar morts una vegada, abans de néixer (i pel que recordo, em sembla que s’hi estava relativament tranquil). A més, també morim una mica cada dia, i no només quan ens disgusten, sinó quan per simple evolució natural deixem de ser exactament el que érem i passem a ser, també en cert sentit, una altra cosa. Cada dia passa una mica això. Vaja!, pel que veig, avui tinc el dia de les obvietats, ja em perdonareu. Pel que fa a morir d’amor, bufff, seria fantàstic fer-ho a l’estil Romeu i Julieta. Us imagineu: tanta sinceritat, tanta passió, tant convenciment, tanta poca reflexió, tanta devoció, un abraçat a l’altra, morint i estimant, i així, sense possibilitat -en perdó- d’espifiar-la irremeiablement quan les coses començaven a anar bé. Suposo que tots som o hem estat una mica Romeu i Julieta alguna vegada a la vida, ni que sigui una mica. Curiosament, conec més d’un amic i molts familiars que van pel camí de morir d’amor, ara bé, no ho estan fent en la línea Romeu i Julieta, sinó més aviat a l’estil Kramer contra Kramer. Ironies de la l’existència, suposo.
En tot cas, Rufino, gràcies per fer-nos enraonar una mica amb el teu estil nítid i profund sobre el clarobscur de ‘l’amor’ i ‘la mort’, uns termes que en català, com podeu comprovar amb la vostra pròpia veu, es pronuncien pràcticament igual.

Fins al proper comentari,

Marc.

Anónimo dijo...

Sigues jugando a ganador Rufino. Lo de morirse está hecho, lo de vivir es el gracejo de los opuestos, que siempre van juntitos de la mano. Y ,puestos a morir ...propongo hacerlo de satisfacción poniéndose las botas, a diestro y siniestro, pa y en el camino.
Lo del suicidio y los venenos, incluso familiares, si bien es cierto que, estéticamente, se pueden elegir los escenarios y los complementos(antes muerta que sencilla je,je),me hace menos gracia. Me da en la nariz, que el “karma doctorado” debe ser costoso y no tengo clara la plaza que dan, en el concurso de traslados de la reencarnación…echaré un amoroso sueñecito con tu genial descripción, aunque no sea eterno. Gracias
Pd) Citando a Sabina:"Amores que matan nunca mueren".