No destruyáis el universo creado
con tan sensible delicadeza.
Cortad la rosa
y os regalará su fragancia,
arrancadla
y no habrá pena
que exculpe el delito.
Los bancos de peces amarillos
se escondieron para susurrar
palabras de amor.
Sólo los audaces
siguieron la estela de la madre
de todos lo mares.
Yo me quedé
y no sentí nostalgia
por los que se fueron.
Quise quedarme y permanecer,
sentir, sentir…
Ya lo he decidido:
seré un pez espada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario