Por José G. Obrero.
De las tipologías y clasificaciones que se suelen hacer de los escritores, yo me quedo con los "artesanos", con los que están a pie de obra pendientes del trabajo, construyendo con precisión de engastador ese entramado catedralicio que es una novela. Óscar Sotillos pertenece a este grupo. El tipo de escritor condenado a priori al agrafismo: no frecuenta círculos, ni se trabaja relaciones literarias, no se prodiga en actos más allá de aquellos (oh, extrañeza) que pueden aportarle algo a nivel personal o profesional: los necesarios. Con semejantes “rarezas” lo único que puede evitar la terrible moderdura de la desidia y la indiferencia ajena, es el trabajo o, aplicando la fórmula de J.V. Foix: leer, leer, leer; escribir, escribir, escribir; trabajar, trabajar, trabajar. El resultado: La Fruta del Tiempo, novela publicada por Baile del Sol que verá la luz en este mes de abril.
La novela utiliza como hilo argumental la historia de amor entre Andrej y Eva (polaco él, barcelonesa ella) para hablar de los mundos de ambos, de la diferencia, y del enorme caudal de matices que tienen los sentimientos y sus partículas elementales: las sensaciones. El autor, más allá de caer en la trampa tan traída de intentar ponerles nombre, utiliza una prosa lírica, fronteriza con la poesía para conseguir su propósito último: hacer que el lector ejercite sus cinco sentidos. Para ello cruza con destreza las fronteras entre géneros, se detiene en los olores, utiliza imágenes fotográficas. Un abanico de recursos desplegados con solvencia para envolver al lector en el mundo de su personajes, en la Cracovia de Andrej y el Barcelona del Raval de Eva en una época en que estos no habían experimentado aún las transformaciones provocadas a fuerza de turistas pero se intuía el final de un tiempo o mejor dicho, de su tiempo.
La Fruta del Tiempo es, en definitiva, una construcción bien andamiada pero carente de artificio, madura, sincera: la fruta del trabajo o si preferís: cerezas para esta primavera.
Si queréis comenzar a introduciros en la Fruta del Tiempo, Óscar Sotillos ha creado un blog con una selección de los textos acompañados con fotografías.
http://lafruta.blogia.com/
La novela utiliza como hilo argumental la historia de amor entre Andrej y Eva (polaco él, barcelonesa ella) para hablar de los mundos de ambos, de la diferencia, y del enorme caudal de matices que tienen los sentimientos y sus partículas elementales: las sensaciones. El autor, más allá de caer en la trampa tan traída de intentar ponerles nombre, utiliza una prosa lírica, fronteriza con la poesía para conseguir su propósito último: hacer que el lector ejercite sus cinco sentidos. Para ello cruza con destreza las fronteras entre géneros, se detiene en los olores, utiliza imágenes fotográficas. Un abanico de recursos desplegados con solvencia para envolver al lector en el mundo de su personajes, en la Cracovia de Andrej y el Barcelona del Raval de Eva en una época en que estos no habían experimentado aún las transformaciones provocadas a fuerza de turistas pero se intuía el final de un tiempo o mejor dicho, de su tiempo.
La Fruta del Tiempo es, en definitiva, una construcción bien andamiada pero carente de artificio, madura, sincera: la fruta del trabajo o si preferís: cerezas para esta primavera.
Si queréis comenzar a introduciros en la Fruta del Tiempo, Óscar Sotillos ha creado un blog con una selección de los textos acompañados con fotografías.
http://lafruta.blogia.com/
4 comentarios:
Feliz crítica, José. Has logrado crear expectativas.
Gracias, Carles, pero te aseguro que autor y libro las superan con creces. Dentro de poco hará una presentación en Barcelona, ya os avisaré.
Un abrazo.
Me apunto, porque también me has convencido. Un saludo, José.
Pues nada, lo dicho, os aviso del día y la hora de la presentación que os prometo que viviré con envidia (me pilla un poco lejos.
Un abrazo, Rufino.
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