jueves, 4 de septiembre de 2008

No vuelvas


Por Raquel Casas


No vuelvas, me dijo y se echó a dormir otra vez. Cuando lo expliqué a los familiares me contestaron que era imposible, que hacía cinco años que no hablaba ni se comunicaba con nadie. Fue a raíz de aquel viaje, recordó su hija, creo que le dio demasiado el sol en la cabeza o que fumó mucho el narguile, quién sabe lo que haría por allí él solo.
Frank dormitaba en una habitación confortable de la residencia al lado de la de mi tía. Me gustaba visitarle de vez en cuando porque siempre tenía la radio encendida y una música curiosa invadía alegremente todos los rincones.
Volví al día siguiente muy intrigada por las palabras que me había dicho. Me senté a su lado, no se movía, como de costumbre, sólo parpadeaba de vez en cuando y observaba todo lo que ocurría en el mundo a través de la ventana. No ocurrió nada, así que me marché.
Volví unos días más tarde y continuaba en la misma posición, en el mismo ostracismo. Pero esta vez, cuando ya iba a marcharme, me habló de nuevo, No vuelvas, repitió clavándome la mirada. Me asusté un poco y enseguida sonrió, me alargó el brazo con el puño cerrado y lo depositó en mi regazo. Miró hacia la puerta, hacia la ventana y entonces abrió la mano; allí escondía unas monedas extrañas y me ordenó Pónselas a San Juan Bautista, en la mezquita, pero no vuelvas. Y se calló definitivamente.
Unos días más tarde descubrí dónde estaba la mezquita con la famosa reliquia custodiada en el centro. Pasé las vacaciones allí y cumplí su deseo lanzando las monedas a los pies del cofre, como todos los fieles, y aproveché para pedir un deseo: Habibi, non te tolgas de mibi.


*

4 comentarios:

Anónimo dijo...

burlang:
Habibi , t'ha quedat molt maku ...jejeje
fins aviat

Anónimo dijo...

m'agradat molt, no habia llegit mai res del que has escrit i m'ha semblat molt bonic
petons

Anónimo dijo...

Creus que algú pot decidir no parlar mai més? jo no podria...

petons

Raquel Casas dijo...

Merci Burlanga i anònim.

Crec que tothom pot decidir actituts estranyes, el difícil és tenir força de voluntat per mantenir-les.
Fixa't en l'Emily Dickinson, per exemple, que es va passar una pila d'anys tancada a la seva habitació sense sortir per a res.

Jo tampoc podria, no vegis com xerro!