Paso por debajo de un edificio de ventanas abiertas. Gritos, hurras, aplausos. ¡Ah, es el partido de Nadal. Buen chico este Rafa, se lo merece todo. Porque es un profesional, sí.
La gente debería aplaudir a los verdaderos profesionales, a la gente que se dedica a hacer bien aquello que hace cada día, su trabajo, su labor.
Sí, es verdad, hay premios para los escritores, para los artistas de cine y para los deportistas. Científicos que hacen grandes descubrimientos, ufff, qué talentos.
¿Yo?, bueno, yo soy un fontanero. Vengo de arreglar una tubería. Y vengo satisfecho, sí señor. No ha sido fácil, porque era material delicado, frágil. Era la tubería principal del suministro acuoso de todo un edificio. Sí señor, un fontanero es como un cirujano, tiene que saber mover los dedos con delicadeza, con precisión, poner la herramienta en el sitio exacto, atornillar con la fuerza justa, sin pasarse de rosca y no dejando ningún escape, recoger el agua que ha salido, dejar bien limpio el sistema y ya está.
En fin, lo dicho. Vivan Nadal y los fontaneros que aman su profesión. Estos profes que ahora van a comenzar nuevo curso deberían enseñar a la gente a ser médicos, escritores, deportistas… pero también fontaneros. Me han dicho que hay una asignatura nueva que va en esta línea, aunque vaya usted a saber. Yo creo que no es cuestión de asignaturas, pero qué más da, yo a mis tuberías, que para eso soy fontanero.
La gente debería aplaudir a los verdaderos profesionales, a la gente que se dedica a hacer bien aquello que hace cada día, su trabajo, su labor.
Sí, es verdad, hay premios para los escritores, para los artistas de cine y para los deportistas. Científicos que hacen grandes descubrimientos, ufff, qué talentos.
¿Yo?, bueno, yo soy un fontanero. Vengo de arreglar una tubería. Y vengo satisfecho, sí señor. No ha sido fácil, porque era material delicado, frágil. Era la tubería principal del suministro acuoso de todo un edificio. Sí señor, un fontanero es como un cirujano, tiene que saber mover los dedos con delicadeza, con precisión, poner la herramienta en el sitio exacto, atornillar con la fuerza justa, sin pasarse de rosca y no dejando ningún escape, recoger el agua que ha salido, dejar bien limpio el sistema y ya está.
En fin, lo dicho. Vivan Nadal y los fontaneros que aman su profesión. Estos profes que ahora van a comenzar nuevo curso deberían enseñar a la gente a ser médicos, escritores, deportistas… pero también fontaneros. Me han dicho que hay una asignatura nueva que va en esta línea, aunque vaya usted a saber. Yo creo que no es cuestión de asignaturas, pero qué más da, yo a mis tuberías, que para eso soy fontanero.
5 comentarios:
pues ves, yo lo tengo claro, de fontanero ahora tendría más probabilidades de encontrar currele que de bibliotecario que soy. vamos, que a mis hijos les pondría a estudiar lampistería y chino mandarín.
y el príncipe de asturias al deporte se lo daba al Numancia.
Yo quiero ser piconera!
Yo que siempre quise ser maestro cervecero...
Ufff, no solo aplaudo la propuesta ,de pensar en ello se me hace la boca agua. Repararía tantas fugas, tantas malas canalizaciones, tanto despilfarro de recursos energéticos.
En fin, mientras ser bruja , con o sin gato, no sea reconocido profesionalmente o besar sapos deporte olímpico….elijo “mis labores”,seguiré haciendo punto de cruz con amor y humor…ACI es la vie je,je.
Un abrazo. Paula
jaajaaa y lo solicitados que van los fontaneros!
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