Por Rubén García Cebollero
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes... recitaba Benedetti, a la izquierda del roble. No sé si os escribo desde un cajón de sastre o desde un cajón desastre. A veces, en el corazón se mezclan tantas cosas que vivir se convierte en una gran montaña rusa, donde todo sube y baja, como la crisis por Wall Street.
Ha sido una semana feliz. Joan Margarit merece algo más que el Nacional de Poesía, y el tiempo nos dará la razón. No sabría explicar porqué admiro tanto a la persona (Joan) como al poeta, y no quisiera embarcarme en estériles luchas sobre la poesía de la experiencia, o la experiencia de la poesía. Lo que me importa son los corazones.
Por eso el mío está feliz. El fallo del IV Premio Internacional de Poesía Màrius Sampere ha sido todo un acierto, y ha recaído en José Antonio Arcediano, por "La verdad del frío", vencedora frante a más de 305 trabajos de más de 20 países diferentes. José Antonio estará en las Jornadas AEN del 8 al 9 de noviembre.
Me alegro también por Albert García Elena, hay poetas, escritores, que aunque ganen menos premios de los que merecen, demuestran cada vez que ganan uno o están ahí que la literatura es un cajón de satre, o un cajón desastre. La cuestión es que cuando es literatura nada queda igual.
Ayer una editorial (no diré nombres) desestimó publicar una novela sobre la guerra civil, una mía, que hace cuatro años fue finalista del Planeta y aún no ha visto la luz. Por fortuna ahora he terminado otra novela histórica, en otro siglo, cuya extensión no es tan "económicamente insostenible" para las editoriales. Al fin y al cabo para la mayoría es un negocio.
La diferencia para mí está en el arte, en la aspiración al arte, o en la aspiración a secas. Sobre gustos nadie sabe nada. Aunque es estúpido confundir el amor con el sexo. Y más si mezclas el dinero. Muchos compran sexo esperando comprar amor. De ahí que el mundo esté lleno de putas (sin ofender, ni ofenderlas) y de putadas. De ahí que sonría porque hay muchas clases de joder y ser jodido, pero de amar sólo hay una manera, por muchos corazones que se tengan. Y quien ama no tiene precio.
Amar la literatura es amar la vida, porque tarde o temprano nosotros no estaremos pero ambas pervivirán. A su manera.
Siempre hay mucho que contar, pero por una vez me voy a descansar. Por la hora sabréis que el día ha sigo largo. Me voy como se fue Alberto Méndez, con Los girasoles ciegos:
Que alguien quiera matarme no por lo que he hecho, sino por lo que pienso... y, lo que es peor, si quiero pensar lo que pienso, tendré que desear que mueran otros por lo que piensan ellos. Yo no quiero que nuestros hijos tengan que matar o morir por lo que piensan.
Por suerte, el tiempo nos liquida a todos. Pensemos o no;)
2 comentarios:
Efectivamente compa, quien ama no tiene precio y quien lo cuenta, además, generosidad de compartir .Lo de la editorial una putada, que vale su peso en oro je,je, pero tranquilo, que los ríos, incluso el Ebro, acaban fluyendo al mar.
Las jornadas serán apasionantes, están bajo el signo de escorpión je,je.
Un abrazo.Paula
Buenas tardes Rubén.
Leo ahora tu entrada.
Con respecto a lo de la editorial, no problem, hay muchas. Ambos sabemos que el trabajo bien hecho obtiene resultados tarde o temprano. Lo demás es tiempo, sólo eso, tiempo.
Un abrazo.
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