Por Rubén García Cebollero
Sólo te enamoras de lo ajeno, lo familiar lo amas. Marina Ivánovna Tsviétaieva, dixit.
El lunes España estará pendiente del Gordo (que no es Papá Noel, claro) y de poder tapar unos huequecitos (no esos en los que pensáis) o en conformarse con tener buena salud. Estaremos pendientes de las emociones del azar.
En el poemario de Jorge Riechmann, titulado "Rengo Wrongo", se evoca una pegatina de los años 80:
No tienes ni la menor oportunidad
pero
¡aprovéchala!
En El viento ligero en Parma, Enrique Vila-Matas, al hablar de Gombrowicz dice que el éxito apetece mientras no se tiene, y que el autor se identificaba con la voluntad de ser uno mismo a pesar del conocimiento de que son los demás quienes nos crean. Por eso decía: "No sé quien soy, pero sufro cuando me deforman, eso es todo".
El poema Carrer de Colom, de Ciudad del Hombre: Barcelona, de Fonollosa se inicia con un simple: "No hay que desanimarse si las cosas/ no resultan del modo apetecido". Vale la pena tenerlo en cuenta para el lunes. Lo que es seguro es que el 2009 serán tan malo ecónomicamente como queramos. Como nos empeñemos en que sea. La realidad la crean nuestros pensamientos. ¿O acaso créeis que la realidad crea lo que pensamos? Lo que pensamos es siempre una ilusión. Como las emociones.
Y llega la navidad, con las fiestas, con las sonrisas de escaparate, y la caridad de las visas. Como si la bondad fuera un peaje de unos días al año, con el que se lavara la conciencia. Y después no importe que el mundo siga oliendo a lo de siempre, que el crédito siga oprimiendo a las naciones, que la libertad siga siendo tan abstracta como los principios teóricos que nada tienen que ver con los prácticos.
Cualquier fe es una droga, escribía Goytisolo. Así que viene el fútbol a borrarnos el dolor de la vida, o el líder religioso a vendernos el paraíso a pesar de que transitemos este infierno. Basta con mirar para otra parte para no ver lo malo, que lo hay, que debe haberlo. Miramos a lo bueno, a lo mejor, a lo limpio, rico y agradable. Emociones 2008.
Quizá por eso dijera la poeta rusa que nos enamoramos de lo ajeno (en especial, los ladrones). Y como dice el poeta José Manuel Soriano Degracia (al que deberían hacerle un anuncio al estilo de aquel de Messi, de "recuerda mi nombre" y si no, tiempo al tiempo): "no sabemos qué decir,/ imposible al silencio quitarle la palabra".
Pues va siendo hora de quitarle al silencio algo más que las palabras, para decir que el Plan Boloña deberían meterselo por... Y lo digo porque sigo siendo un estudiante. Y lo seguiré siendo pese a los planes de mercantilización de la cultura, la universidad y las emociones.
¿Leyes de protección del autor? Los autores, como diría Pavese, somos artistas del hambre. La obra se prostituye en beneficio de la distribución. En nombre del crédito. En nombre de algún ilustre economista que decide que el tipo sube o baja, lo mismo que una bragueta, para meterte el euribor por donde haga falta. Y que nadie proteste. Podría ser peor.
Ya no somos siquiera nosotros mismos. Somos lo que los demás han creado, han permitido, han hecho mientras mirábamos a otra parte, sonreíamos y no enamorábamos de lo ajeno amando lo familiar. Creo que ya es Navidad en el Corte Inglés.
2 comentarios:
Magnífico repaso a las emociones automáticas que se venden y se compran y que tanto éxito tienen por estas entrañables y rentables fechas. Felices letras, Rubén.
Molt bo, Rubén. Tot molt expeditiu i difícil de contradir. Bon Nadal i tal.
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