Cuando todos los demás compañeros se habían ido, él se levantó, se acercó a la mesa del profesor y le dijo:
- No he comprendido la explicación de hoy, pero no me importa, mientras pueda llegar a casa y acariciar con mis manos la suave crin de mi caballo.
El profesor se le quedó mirando y le devolvió la sonrisa, sin decir nada. Él se marchó tan invisible como había permanecido durante todo el curso. Tuvo que consultar su agenda escolar para recordar su nombre. Y en el espacio reservado a notas, escribió: “Debo aprender de nuevo a caminar entre la niebla traspasando la frontera de los cuatro imbéciles ruidosos y los tres empollones que me han tenido a plena dedicación este curso. Propósito de enmienda, con cierto dolor de los pecados. Amén. Como penitencia, este verano aprenderé a montar a caballo.”
- No he comprendido la explicación de hoy, pero no me importa, mientras pueda llegar a casa y acariciar con mis manos la suave crin de mi caballo.
El profesor se le quedó mirando y le devolvió la sonrisa, sin decir nada. Él se marchó tan invisible como había permanecido durante todo el curso. Tuvo que consultar su agenda escolar para recordar su nombre. Y en el espacio reservado a notas, escribió: “Debo aprender de nuevo a caminar entre la niebla traspasando la frontera de los cuatro imbéciles ruidosos y los tres empollones que me han tenido a plena dedicación este curso. Propósito de enmienda, con cierto dolor de los pecados. Amén. Como penitencia, este verano aprenderé a montar a caballo.”
4 comentarios:
Un alumne em diu això i em sembla que em cau la llagrimeta. Potser encara hi ha esperança en l'espècie humana.
Gràcies Rufino.
Ets una persona extraordinària i humil, Rufino, un relat així de preciós, simple i profund no pot ser més que d'una persona així. El professor del teu text ha caigut en allò de "lo urgente no da paso a lo importante", però aconsegueix compensar-ho, o com a mínim tenir la intenció de compensar-ho, acte que és d'una immensa humiltat i generositat. I el més important: vol aprendre.
Rufino, m'ha encantat! Gràcies per ser tant sensible.
¡Qué bonito que un maestro se dé cuenta de ese destino inevitable que es que media humanidad sea invisible a la otra media y que se duela de ello -a los que hay que añadir todos aquellos que son además invisibles para sí mismos! No es muy habitual en un profe. ¡Y qué bonito que el alumno se atreva a verbalizar su descoloque y aún así conserve esperanza! Ahí sí que ya no me atrevo a intuir si es muy habitual o no, hace siglos que abandoné las aulas, de un bando y de otro, je! Beso
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