domingo, 29 de marzo de 2009

LA CRIN DE MI CABALLO

Por Rufino Pérez


Cuando todos los demás compañeros se habían ido, él se levantó, se acercó a la mesa del profesor y le dijo:

- No he comprendido la explicación de hoy, pero no me importa, mientras pueda llegar a casa y acariciar con mis manos la suave crin de mi caballo.

El profesor se le quedó mirando y le devolvió la sonrisa, sin decir nada. Él se marchó tan invisible como había permanecido durante todo el curso. Tuvo que consultar su agenda escolar para recordar su nombre. Y en el espacio reservado a notas, escribió: “Debo aprender de nuevo a caminar entre la niebla traspasando la frontera de los cuatro imbéciles ruidosos y los tres empollones que me han tenido a plena dedicación este curso. Propósito de enmienda, con cierto dolor de los pecados. Amén. Como penitencia, este verano aprenderé a montar a caballo.”

4 comentarios:

Gogus dijo...

Un alumne em diu això i em sembla que em cau la llagrimeta. Potser encara hi ha esperança en l'espècie humana.
Gràcies Rufino.

Gogus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carla dijo...

Ets una persona extraordinària i humil, Rufino, un relat així de preciós, simple i profund no pot ser més que d'una persona així. El professor del teu text ha caigut en allò de "lo urgente no da paso a lo importante", però aconsegueix compensar-ho, o com a mínim tenir la intenció de compensar-ho, acte que és d'una immensa humiltat i generositat. I el més important: vol aprendre.
Rufino, m'ha encantat! Gràcies per ser tant sensible.

Beatriz dijo...

¡Qué bonito que un maestro se dé cuenta de ese destino inevitable que es que media humanidad sea invisible a la otra media y que se duela de ello -a los que hay que añadir todos aquellos que son además invisibles para sí mismos! No es muy habitual en un profe. ¡Y qué bonito que el alumno se atreva a verbalizar su descoloque y aún así conserve esperanza! Ahí sí que ya no me atrevo a intuir si es muy habitual o no, hace siglos que abandoné las aulas, de un bando y de otro, je! Beso