Y nada será tuyo, salvo un ir hacia donde no hay dónde.
Alejandra Pizarnik
Si escrivíssim una història
amb totes les coses que hem viscut i oblidat,
ens semblaria que parlem d’una altra persona.
Judith Pujadó
Con mi agradecimiento a G. Wiener,
Alejandra Pizarnik
Si escrivíssim una història
amb totes les coses que hem viscut i oblidat,
ens semblaria que parlem d’una altra persona.
Judith Pujadó
Con mi agradecimiento a G. Wiener,
que dio con la fórmula exacta para mi polígono sin nombre.
Gracias también a P. Casariego,
Gracias también a P. Casariego,
por la belleza macabra de sus versos.
Y por supuesto a José, que me permitió el lujo
Y por supuesto a José, que me permitió el lujo
de llegar a descubrirle.
Por Ester Astudillo
En mi caja bucanera
guardé como en una chistera
pero al revés,
que no se fuera:
un jardín y su azotea,
un pendiente sin marido,
papel secante con aguas,
crisantemos de ciudad.
Se quedó el cofre pequeño
para el colibrí pasmado,
los cristales de otras risas,
lenguas de mercromina
a modo de carmín de labios,
compactos polvos de nácar,
el catálogo de charcos
de los hijos de las flores.
Aquel día descorché un arca
y estuché su ola de espuma.
¡Yo no quería ser maga!
Sólo bailar en la playa
del hondo envés de la luna,
cultivar puñales romos
para jugar a ser mala,
afilar lápices rotos
y clavármelos muy adentro
y espiar después de quietos
por ver si mi sangre era roja.
Botones deshojados, ciclos
rodaron a mi margen,
uñas perla ataúd:
tengo aún de oficio vouyeur
y el tajo acordonado de un arca
forrada malvasí
que no cierra.
guardé como en una chistera
pero al revés,
que no se fuera:
un jardín y su azotea,
un pendiente sin marido,
papel secante con aguas,
crisantemos de ciudad.
Se quedó el cofre pequeño
para el colibrí pasmado,
los cristales de otras risas,
lenguas de mercromina
a modo de carmín de labios,
compactos polvos de nácar,
el catálogo de charcos
de los hijos de las flores.
Aquel día descorché un arca
y estuché su ola de espuma.
¡Yo no quería ser maga!
Sólo bailar en la playa
del hondo envés de la luna,
cultivar puñales romos
para jugar a ser mala,
afilar lápices rotos
y clavármelos muy adentro
y espiar después de quietos
por ver si mi sangre era roja.
Botones deshojados, ciclos
rodaron a mi margen,
uñas perla ataúd:
tengo aún de oficio vouyeur
y el tajo acordonado de un arca
forrada malvasí
que no cierra.
4 comentarios:
Ester, ¡me vas a ruborizar! No me extraña que te salgan estos pedazos de poemas.
Un abrazo fuerte.
Jaja, me encanta que la gente se ruborice. Así no me siento tan sola!!!
Gracias José. Qué tal Casariego?
Besazo;-)
Lamento jorobarla compañera pero su sangre es de poeta ,mezcla de azul y de turquesa,y sabe a coco para aromatizar un poco.
Después del ripio sangroso,un consejillo amoroso:Hay que ir donde se pueda escuchar al corazón en paz y no a la caja tonta je,je.
Sigue afilando cuchillos,pero para jugar a la guerra de palabras,donde brotan rojas las heridas de soles y lunas...
Besazo con lengua de mercromina. MUAC!!!!
Uyyy, ya me parecía a mí que la prueba del algodón no iba a salir bien. Azul y turquesa? Buahhhh, yo quería que fuera roja, roja, roja como la mercromina. bueno, ahora hay un invento nuevo, la cristalmina, lo mismo pero en invisible, puedo probar a inyectarme un poco a ver qué tal.
Mira tú la vampiresa,
que dice que soy poeta,
y que mi sangre sabe a coco,
sin haber probado ni un poco.
El corazón me hace pom pom
sin saber yo la razón.
¿Qué hago con ese latido
que a mí me suena a quejido?
Bueno, y ya no sigo y me reservo para cuando sea menester. Un día podemos inventarnos la semana temática de los ripios, a ver quién hace el poema más cursi, más tonto, más feo, más kitsch, más estúpido, o lo que se nos pase por la chaveta, que dicen que semos poetas.
Brrrrr, ya me pongo seria. Clic clic.
Te voy a hacer mi madre adoptiva, Paula. Puedo? Te devuelvo la lengua... de mercromina.
Muacs muacs
XXL kisses;.)
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