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ROMANCE DE LA LUNA Y LA NIÑA
La noche vestía estrellas
en su traje de carbón.
Como una azucena blanca
la luna se hallaba en flor,
y mientras todo dormía
a la espera del albor
la niña de porcelana
cada noche en su balcón
alzaba su voz de seda
buscando a la luna en flor
(lágrimas de fría escarcha
en sus ojos de limón):
-¡Ay luna, lunita llena
mi pecho quiere un amor!
¿Por qué en mi alma no brillan
nubecitas de algodón?
¡Ay luna, lunita blanca
tengo gris el corazón!
La luna de miel y nata
que escuchaba su canción
bajó del cielo estrellado
y en sus brazos se posó.
Una voz de terciopelo
bajo la noche se oyó:
- Ya no llores, niña mía,
que es tu llanto mi dolor;
cierra tus ojos de crema
que yo te daré mi amor.
La niña cerró los ojos
y al momento los abrió,
ojos verdes la miraban
llenos de dulce pasión
y con sus labios de fresa
un príncipe la besó.
Quedó la noche sin luna,
en silencio se quedó,
por ofrecer a una niña
un beso blanco de amor.
3 comentarios:
Vaya, vaya, había alma de poeta desde muy temprana edad. Que no se pierda esa vena. La nostalgia vista con alegría es bonita. Un abrazo. El romance, una preciosidad.
Gracias. Muchas gracias. Sí, la verdad es que le tengo a este poema una alta estima.
Gracias. Muchas gracias. Sí, la verdad es que le tengo a este poema una alta estima.
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