domingo, 8 de noviembre de 2009

EL JUEGO DE LOS ESPEJOS

Por Rufino Pérez


Penumbra. Al fondo, un sofá que languidece en su raído color. A la izquierda, una mesa baja con los restos de una cena ligera: un trozo de pizza y media cerveza aún por consumir. Un televisor en marcha, sencillo, gris y viejo. El suelo está sembrado de literatura: un periódico atrasado, una revista pseudocientífica, un libro abierto en decúbito supino y varias hojas sueltas que alfombran el piso. ¡Ah! y una cucaracha, bueno más bien dos o tres. Silencio.

(El público espera la entrada de algún actor, pero pasará el tiempo y nadie sale. Cuchicheos)

(Pasa el tiempo. Cierto revuelo en el público, alguna risa nerviosa. Alguien comienza a dar palmas. Una parte del público corea las mismas palmas)

(Sube el tono de las voces. Se oyen imprecaciones, gritos de cólera. Varios espectadores inician un desfile hacia la calle entre el alboroto general. No encuentran a nadie en las puertas. Alguno de los más elegantes rompe de un golpe una marquesina que anuncia la próxima obra: “Cena para dos”)

-¡Coño, qué frío! Voy a dejar de fumar sólo por no tener que ir a la gasolinera en medio de la tumbada.

El sofá le responde acogiendo sus posaderas con un quejido de muelles hartos ya de tanto sube y baja. Las cucarachas, casi amaestradas, se retiran discretamente a un rincón. Luz del televisor que se enciende. Media pizza que desaparece de un bocao, la birra que se agota y la lumbre de un cigarrillo.

Creo que alguien aplaude desde el palo del gallinero. Alguien que al salir no rompe ninguna marquesina.

Yo tengo que acabar este texto y pensar en qué exámenes pongo para el lunes a mis queridos alumnos de 4º de ESO. Tal vez, algún espectador rezagado me esté aplaudiendo –ignorante de mí-. Me espera el gran teatro…del mundo, y allá voy, hoy domingo, a tantos de tal, con una estupenda sonrisa, esperando a que alguien me aplauda –iluso de mí-. FIN

3 comentarios:

Carso dijo...

seguro que sí, rufino, ionesco seguro que te aplaudiría. de hecho me han llegado voces de que sus compañeros de montparnasse se quejan porque no les deja dormir.
saludos dominicales

Beatriz dijo...

Sí, jaja, Ionesco, Beckett y algún otro seguidor del absurdo.

Yo lo que me temo es que un domingo cualquiera, a tanto de tal + 1, la única forma de vida que acompañe a las 2 o 3 cucarachas junto a un apestoso trozo de pizza y un vaso de cerveza macilento y mohoso, sean polillas. Y no habrá ojo humano que pueda dar testimonio de la histriónica escena.

Beso;-)

Mercè Mestre dijo...

Digues que sí, Rufino. L'essència del teatre és:

- LA CATARSI (aquí tots surten catàrtics perduts i adrenalínics. Què més vols? Pic i pala i a reconstruir la marquesina!).

- LA SORPRESA (actors jibaritzats vestits d'escarabat i devorant bona literatura... ai Franz!)

- LA COMPLICITAT (aquestes experiències transformen l'energia passiva d'espectador en energia activa de palmero-picador, i aquest virus s'encomana més que la grip A)

Així que, ja tens un bon tema per al proper examen. Cosa menys absurda i més aprofitable...

Per cert, l'actor principal, extraordinari!