martes, 27 de abril de 2010

Biobibliografía inacabada

[semana temática del personaje literario. ya me disculparán, porque al final me he extendido en tema y extensión]

Se me hace difícil pensar en personajes literarios sin recordar también a sus creadores y a los libros en que los encontré. Al evocarlos vislumbro un mapa geográfico donde los ejes son pasajes de mi propia vida. Decir que conocer a Sergio Prim fue un raro y exquisito placer, es lo mismo que decir que ‘La escala de los mapas’ de Belén Gopegui me deslumbró por su prosa desconcertante. Como suele pasar en estos casos dejé el libro y no sé cuando volveré a verlo, así que no puedo citar alguno de los muchos fragmentos subrayados, pero recuerdo que más o menos era una línea que se iniciaba en la primera página y llegaba a la última con alguna discontinuidad inapreciable.

Pongo el tajo en mi memoria allá en 2º de BUP, cuando Andrés Hurtado cultivaba sus frutos en el árbol de la ciencia y el tío Iturrioz lo hacía en su azotea. Baroja me presentó a Epicuro y desde entonces me siento uno más de los cerdos de su piara.

Mi tocayo Óscar (en El tambor de hojalata de Günter Grass) también holló en mí una profunda zanja. Su determinación a no crecer y quedarse enano no tiene nada que ver con los síndromes de Peter Pan que tanto abundan por la contemporaneidad. Aunque si hablamos de Peter Panes el protagonista de ‘El lado oscuro del corazón’, el poeta Oliverio, fracturó mi manera de concebir el amor y me amargó la existencia convenciéndome a golpe de verso con que el ideal romántico del amor no sólo continuaba vigente a las puertas del s. XXI, sino que era el único que podía salvarme la vida y lo que era peor, la poesía.

Llegados al cine el personaje de Memento me tatuó en la mirada un mensaje: la amnesia es una patología, el olvido de ti mismo y de lo que has hecho es una coartada. Cada cual conoce sus crímenes.

En otro tono Woody Allen me sedujo en una película que no era suya: ‘Sueños de un seductor’ en la que se ríe de sí mismo y de los galanes a lo Humprey Bogart. Ese soy yo, me dije, cuando daba palos de ciego pidiendo el número de teléfono a las sirenas que me hacían naufragar en el mar de la adolescencia.

El malditismo lo conocí en persona en un viaje en autostop que me llevó a Granada. De camino a la casa de Lorca coincidí en un autobús repleto de mujeres que volvían del mercado con un poeta que vivía su personaje. Por entonces era más impresionable de lo que soy ahora y, aunque ya conocía a los hermanos Panero él me regaló una lupa de aumentos con la que vi atractivos sus vértigos. Años más tarde encontré a Leopoldo María en un congreso de literatura en la universidad de Zaragoza. Tambaleándose en el estrado farfullaba conspiraciones de la CIA contra su persona. Una retahíla de aspirantes a malditos poetas les reían las gracias, le llenaban los vasos y se repartían sus heces. Sentí pena. El Desencanto de Jaime Chávarri así como su devastadora secuela ofrecía un díptico desolador, un camino que sólo llevaba al cementerio de las letras y de las vías muertas, o aún peor, a la fantasmagoría literaria.

Sin nombre propio son todos los personajes Murakami. Con este buen hombre tengo una relación extraña, como si fuera el heredero natural de Auster y de Kundera anteriormente. Todos ellos autores que me sedujeron por sus personajes solitarios, atrapados en azarosas incertidumbres, atormentados por alguna especie de pecado que ellos no cometieron. Y sin embargo autores que me acabaron cansando, tal vez decepcionado por haberles encontrado los tics, los mecanismos narrativos que enganchan como la sonrisa de una chica encantadora de la que sabes que no vas a obtener nada más. Lo que me hace pensar que escribir es el arte de engañar, embaucar, algo así como llevar el gato al agua, arte del que Vila Matas tiene la maestría. Aunque tampoco él se libra del mismo pecado de los otros 3 citados anteriormente. Hace poco escuché un fragmento de una entrevista a Bolaño. Decía que los temas para tratar en una novela están limitados, no se le puede pedir a un escritor que saque nuevas temáticas de su chistera, pero tampoco se le puede perdonar que no experimente con la forma, que no cambie de registro en cada nueva obra.

Miro el texto escrito y, pese a lo largo que pueda resultar está lleno de carencias. Algunas son fruto de un olvido momentáneo, otras motivadas por algún tipo de acotamiento y otras, simplemente, porque la biblioteca borgeana es un universo tan vasto y yo un microbio tan pequeño que no he alcanzado ni la altura del primer estante. Me escuece especialmente la ausencia de personajes y autoras femeninas. Puedo intentar justificarlo por mi condición de XY y por tanto propenso a tener una cierta tirada hacia los de mi género a la hora de identificarme, pero también confieso mis lagunas. Sin embargo he de decir que Regentas y Bobarys no me seducen, me llaman mucho más Pizarniks, Woolfs y Yourcenars.

A veces paso por períodos en que pierdo la fe de encontrar tesoros en las librerías, como si hubiera perdido la capacidad del asombro ante nuevas palabras, por fortuna son sólo eclipses, siempre hay una voz (a veces incluso 7) que te lanza un cable en forma de título, un nombre, una clave, y se abren nuevos túneles que te llevan a las profundidades más sublimes.

[foto: biblioteca pública de ladrillo, Iglesia del Cristo Rey, Sagrera)

12 comentarios:

Beatriz dijo...

Difiero de ti en que, aunque te llevo unos años, todavía me quedan ganas (y esperanza) de descubrir tesoros por ahí: lo constato casi a diario. Y es un -por no decir el único- tesoro que aún me queda, o sea que no me voy a contagiar de tu desesperanza y voy a cruzar dedos.

Comparto contigo el desencanto que supone saberle los tics a alguien a quien has admirado anteriormente y que se ha hecho totalmente previsible. Y sí, Auster, por mucha admiración que le tenga, tiene un poco de eso, y está cayendo en picado. Y algunos más hay en la misma condición y con igual renombre.

Y no te perdono que no hayas incluido ninguna fémina, aunque también es cierto que la literatura femenina está más marcada, es una escritura un pelín diferente. Pero hay buenas voces por ahí, haberlas haylas, no lo dudes, así que a bucear, chavalote, que no se te suban los euros y las orillas a la cabeza, y mucho cuidadín con la deserción -política, literaria, nacional, sexual, de género, de profesión y una larga retahíla que no me sale de los webs de especificar. A buen entendedor... tralarí tralará y este cuento se ha acabado. Chim pum fuera. y que te quiten lo bailao.

Carso dijo...

bueno, tal vez el tono ha salido un poco desanimado, pero difiero de tu "difierencia" en que, pese a perder la fe de vez en cuando la recupero con sumo alborozo cuando me topo con nuevas voces. en ese sentido este espacio es, muy frecuentemente, una mina, no sólo por las lecturas que proponéis, sino por vuestra propia escritura.

lo de las féminas, ya te digo, soy el primero en entonar el mea culpa con voz de jirafa afónica, ponme las pilas, ester, dame trabajo para dioptriar mis ojos.

besos en esperanto

;-)

Beatriz dijo...

No me jodas con las dioptrías que estoy en el margen de lo soportable entre la miopía y la vista cansada, o sea que menos broma, caballero. La semana pasada sin ir más lejos la renun tuvo que salirse del convento, me lo explicó ella muy alicaída por teléfono, fijo claro, porque aún no sabe que existe el artilugio móvil, el artilugio de teléfono móvil, entendámonos, para hacerse otras gafas: unas las de ver y otras las de joder. Bueno, unas las de ver (de lejos) o sea para miopes, y otras para joder (de cerca), o sea las de viejo, porque si no es que ni aciertas!!!

Bueno, ilustrarte te ilustraré, pero no aquí, cheri. En otro espacio que no requiera gafas, jeje!!!;-)

Beatriz dijo...

Eh, eh, Carso, la coletilla de Pizarnik, Woolf y Yourcenar es a posteriori, no??? Juro y perjuro que a pesar de mis dioptrías e incipiente vista cansada antes no estaba!!! Te ha dolido mi rapapolvo??? Jaja!!!;-)

Mercè Mestre dijo...

Òscar, tu que ets bibliotecari gurmet i autor visible (ara sí, què caram!) ens has obsequiat amb una visió tridimensional del tema (diacrònica, sincrònica i crònica) que em fa pensar en les meves pròpies rutes per prestatgeries, pobles, baguls, teatres i pantalles a la recerca del bolet màgic.

El que passa amb aquests bolets és que mai no saps si ja l'has trobat o encara el busques. I aquesta és la gràcia: el viatge (biblioteca de biblioteques), la cacera, la curiositat, la capacitat de sorpresa, que penso que una mica també és la que ens enganxa a tots a la tecla.

I et dono la raó: tan importants com el viatge són els companys de viatge. Per compartir bolets màgics.

paula dijo...

bueno, creo que te entiendo,yo tambien tengo depre literaria primaveral y me la acuno con mis acunables a los que, de vez en cuando, pongo los cuernos...con sorprendentes amantes bilingües ...a los que apenas les han crecido las hojas o que incluso no serán libro.....Hay tanta gente de nobleza literaria,sin titulo registrado...que empiezo a ser sexoesquizofrénica a voces je,je.
Interesantisima la reflexión sobre la literatura femenina ...da mucho que pensar.
un placer leerte.besazo

José García Obrero dijo...

Bueno, imagino que esto es la amistad, porque me he sentido parte activa de la historia. Incluso la gente de la que no era partícipe (Murakami) ha pasado por mis manos también. A Panero llegué tarde (o a tiempo según se mire). Tarde porque me lo mencionaste hace poco y no estoy ya para dejarme seducir por pandillas de gilipollas y lameculos pretenciosos. Y a tiempo porque si me atrevo con él algún día no será yendo a un recital.

En fin. Muy emotivo.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Magnífico, Óscar, qué sabio, qué humilde - ¿son lo mismo? -, qué acertado. Comulgo contigo en casi todo lo dicho, casi. Y cierto, a mí también me duelen las ausencias femeninas en mi limitada estantería de personajes literarios (la mayoría de los que me vienen a la cabeza fueron concebidos por hombres). Si miro en mi estantería, apenas encuentro libros escritos por mujeres.

Carso dijo...

no, ester, lo que me ha dolido son mis propias ausencias, no tu comentario, siempre reflexivo, expansivo y nutrido. pero te equivocas (igual tú tb necesitas gafas nuevas como la renun?) porque la coletilla estaba desde el principio, palabrita del niño jesús (de ubrique).
mercè, caçadora de bolets, és un plaer compartir amb tu els efectes al·lucinogens de les paraules, sovint els teus versos són un tripi.
paula, sexoesquizofrénica? cualquier día te nombran miembro (mmm) de la RAE para que llenes el diccionario de poesía con nuevas palabras!
josé, panero en sí es un poetazo, no lo dejes perder por las rémoras de pseudoloquésea. no sé si viste las películas de las que hablo. en ellas se ve la locura antes de que desborde el vaso, hoy me temo que es un tsunami de neuronas y saliva, pero su poesía sigue siendo canela en rama.
carlos, ya me estás hablando del 'casi' en que no comulgas conmigo, anhelo nuevos nombres con los que seguir creciendo.

de verdad q es un lujo teneros como lectores y como escribidores.

Beatriz dijo...

Mal fet, Carles. Hi ha bons personatges escrits per dones. Ara que sent un home... probablement diferim en la perspectiva i la percepció de què vol dir bo.

Carso, no dudes que necesito gafas, y eso es lo más jodido, porque me obstino en mi negativa tanto a las bifocales como a las progresivas como a llevar un par de gafas colgando del cuello -brrrr! me sentiría una oveja con cascabel anunciando mi incipiente comatosidad. Así que no. Antes miope y cegata que doblá! Brrr, es que me he olvidao de la sublime letra!!!;)

Montllanes dijo...

Carso,
Como Mercè en algunos trayectos de tu texto me he visto reflejada cuanto a los autores que mencionas, aunque aprovecho para añadir junto a las autoras que comentas (Pizarnik, Woolf y Yourcenar) otras que se me ocurren como Lispector, Dulce Chacon, Dorothy Parker, Cristina Peri Rossi, Luisa Castro, Gaite... i muchas más.

Por cierto, yo disfruté con la Bovary...

Un abrazo,
Antonia

Carso dijo...

no, si no se trata de que no dsfrutara con la bobary, sino que no sería un personaje en el que me viera reflejado o que me marcara como otros, femeninos o no.
anoto los nombres que me das. por ejemplo peri rossi es una de esas autoras que me marcó en su momento y había olvidado mencionar. me encantó 'la última tarde del dinosaurio' 'la nave de los locos' y un poemario 'diáspora'
gracias por tus apuntes, antonia.