miércoles, 14 de abril de 2010

HILO

Por José G. Obrero

Vívida imagen de un hilo que cuelga
en la penumbra y se instala en las láminas,
cruza el sopor de los sacos amnióticos,
flota entre plumas de aves extinguidas,
crece en el óxido.
Se anuncia en las mañanas de derribo,
cimbrea, esquiva, salta este triste girar
este triste quemar, este crudo estampado
de círculos viciosos.
No deja de ensayar el juego de cintura
cimbrea, esquiva, salta,
sin puños golpea con muñones acerados
es nada, es ese hilo que enhebra un asidero.

11 comentarios:

Mercè Mestre dijo...

El boxeo, como la danza, como los saltos mortales, como el amor, como las aceleraciones y los frenazos en el tiempo, ¿no son quizás esbozos, ensayos de pelea contra el miedo? Suerte del hilo que nos sujeta a. Del cordón que, antes de aprender a saber que existe, nos conecta (¿a qué?).

Me ha encantado. A estas horas...

Un abrazo.

Beatriz dijo...

Marionetas pendidas de un hilo que cuelga de ninguna parte. Qué curioso!, porque tengo muy reciente un poemario titulado Hilos.

Hilos, hebras, cordones ... que nos permiten soñar con un asidero para no precipitarse al vacíoooooo y no ensordecer con el ecooooo. Hay que aprender a ser araña para ser autónomo y fabricárselos uno mismo.

Un beso no-andalusí desde la vertiente nororiental de la piel de toro;-)

Carso dijo...

he visto un péndula en tu hilo, josé, un péndulo y un eje sobre el que nos movemos como peonzas amnióticas, sumergidas en el lento devenir del agua.
tal vez ese hilo sea la sombra del espejo contra la que el boxeador practica sus golpes, desgastándose sin darse cuenta de que es a sí mismo a quien intenta noquear.

José García Obrero dijo...

Ostras! que me despisto y me encuentro tres comentarios con injundia.

Mercé: pelea contra los miedos, como decía Maria Lainá contra el "miedo rosado" (miedo al miedo que te paralice). Bonito comentario. Gracias.

Ester, ¿qué poemario es? ¿Me puedes decir el título y autor?
Un besazo! (los besos desde esa vertiente me encantan, me saben a playita y a paseo marítimo,¡ayyyy!)

Óscar, el otro día me releí El púgil sin sombra tenía los nudillos rotos, de un tal Sotillos, y va en esa línea. Sí, al final está claro, enlazando con lo que decía Mercé que aquí el enemigo está en el interior y que tiene que ver con las pulsiones de Tanatos, freudianas, destructivas. Hay que revertirlas en Eros. Está claro.

Besos a cascoporro.

Beatriz dijo...

Es Hilos, seguido de Cual, de Chantal Maillard. Pero te advierto que es un poemario especial, nada lírico, sino más bien filosófico, que indaga sobre las raíces del yo y de la identidad a partir de las percepciones de eso que hemos dado en llamar cuerpo.

A mí me impresionó. Si te interesa, tengo un texto escrito sobre el poemario, pero quizás mejor después de leerlo, si es que persiste tu interés.

Muax;-)

José García Obrero dijo...

Muchas gracias, Ester. He estado leyendo entrevistas de ella y pinta muy bien, y lo mejor: lo tiene la biblioteca, así que ya te diré.

Beatriz dijo...

Bueno, yo tiro casi exclusivamente de biblioteca. He leído ese suyo, otro titulado Lógica borrosa y tengo uno en cola titulado Husos, notas al margen, mmmmm!!!

Pues ya me dirás;-)

Mercè Mestre dijo...

Maria Lainá, poeta griega, mmmm! No he leído nada de ella. ¿Qué tal? ¿Templa miedos? Sois la mina...

José García Obrero dijo...

Mercé, esto es como los anuncios de Hollywood: "Si te gustó Pizarnik, te gustará Lainá". El poema en cuestión entero:

Miedo
peor siempre
miedo rosado
antes de qué, a qué
el miedo al miedo
el miedo a que te paralice.

Bona nit.

José García Obrero dijo...

Pero mi favorito es el siguiente:

FIJACIÓN de María Lainá (se lo dedica "a Julia")

Las escaleras del tiempo cayeron rodando sobre mí
cuando perfeccionaba mis pasos
algo se tambaleó
y las luces sonaron de repente.
En un punto inmóvil
sin el tiempo de antes
y sin su proyección en el después
clavada
me encuentran las cosas y me agotan.
(La iluminación aquí debe cambiar continuamente).
La piel era en ella del color del trigo
de repente se marchó a París
recuerdo con qué tranquilidad hacía la maleta.
Bajo su envoltura de calma
nos esperan las cosas
crecen contra nosotras
sumidas en sí mismas.
Me dijo lo más importante con un quizá
se dice me dijo
pon sólo una palabra antes del silencio
y yo la escuchaba sujeta con fuerza a mi asiento
y estaba al acecho de lo que se acercaba
murmurando su sentido.
Sopla la luz amiga mía
me robaron la vela una noche de mucha oscuridad.

Espero que no vengan los de la SGAE por abuso poético.

Mercè Mestre dijo...

Me la quedo directamente.
Gracias, José. Un besazo por el descubrimiento.