Por Antonia Martos
Para no tener un libro sin letras
en mi alma,
ni un temblor de miedo perpetuo
en las venas;
es necesario un grito
sin rotura
sin retorno,
también un disparo
seco,
sin lágrimas.
Para que mis pezones
derramen tinta
y mis dedos
se llenen de aliento;
sólo despedirme
de la demacrada realidad,
esperar la noche,
tocar las nubes,
no ver crecer el veneno
en la hoja blanca ,
sin luz,
del ayer,
quizás morir.
.
Cuentos del hada jubilada (octogésimo cuarto)
Hace 4 días
3 comentarios:
La demacrada realidad, Antònia, m'encanta la fórmula! Sí, yo también me estoy planteando eso. Un pequeño revulsivo que quiebre este insufrible y anodino bombeo de sangre 72 veces por minuto. Qué jodido cansancio!
Petó, wapaaaa!!!;)
Ester, demacrada realidad, pena, cansancio.... en fin, como dice un haiku (no sé de quién es):
Viento del norte
desprende la hojaresca
como mi pena
Un abrazo,
Antonia
eh, chicas que lo humano existe por vosotras, no lo olvidéis. Antonia, tocas la fibra guapa. Un abrazo.
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