jueves, 24 de junio de 2010

Portátiles


Por Raquel Casas

Esta mañana he encontrado dos ordenadores portátiles en la calle. Los he recogido y examinado, alguien los habrá perdido. Son iguales y tienen unas etiquetas con nombres. En uno puedo leer claramente la dirección y me dirijo hacia allí para devolverlo. Es un cine. Está cerrado y me atiende el gerente. Le digo que he encontrado su portátil. Está tan contento y agradecido que saca una hoja con la situación de la platea y me da a elegir una butaca. Miro el plano y me quedo con una de la segunda fila. Entonces me dice que perfecto y que puedo ir gratis a ver películas el resto de mi vida; además me enseña un calendario y añade que además cada semana podré ir gratis con un acompañante, y cada mes con cuatro más. Me parece un buen regalo. Luego me marcho e intento descifrar la dirección del otro ordenador. Me cuesta más trabajo porque está más borrosa. Pero identifico el código postal de Sitges. Voy hacia allí y en cuanto llego le pregunto a un policía si reconoce la dirección que a medias queda escrita. Me indica una calle cercana y apunta que allí hay una inmobiliaria. Voy hacia allí, entro y me hacen esperar un momento pues están todos muy ocupados. Mientras espero miro por la gran ventana. Hace un día estupendo; ya es verano. En ese momento pasa un coche muy elegante remolcando un pequeño yate. Sobre el yate veo a Sara, me acerco a la ventana y grito su nombre muy fuerte, pero ella no me oye. Ya me atienden en la inmobiliaria y les enseño el ordenador. Se alegran mucho también, ya lo daban por perdido. Como agradecimiento me dan la mano y me explican que no pueden regalarme ningún piso, últimamente el Euribor está por las nubes.

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3 comentarios:

Laerke dijo...

jajaaaa!! No em siguis Begoña amb l'Euribor... Molt bé Raquel... veig que t'ha marcat això de treballar amb portàtils a la feina, eh!!

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Carso dijo...

es un texto muy onírico, raquel, y si es la transcripción de un sueño no sé qué me sorprende más, la generosa respuesta del cineasta o la generosa reacción de tu personaje.
o el azar, claro, de encontrar no uno, sino 2 portátiles!
lo que no sorprende es la reacción de la agencia inmobiliaria. de esos no sorprende nada.

Raquel Casas dijo...

Sí, sí, es un sueño que no terminó ahí, pero la parte de la pesadilla me la he ahorrado...