domingo, 26 de septiembre de 2010

EL PRECIO DE LA FAMA

(Por Sergio Belmonte)


Acudí la otra noche al recital.
Él era un chico joven
de aspecto extravagante.
Gesticulaba mucho con sus brazos,
escupía palabras
y vomitaba quejas
hacia toda la clase de políticos.
Reivindicaba lucha y libertad.
La coreografía
terminó bruscamente
con un suicidio sobre el escenario
adornado de luces
y mucha pirotecnia.

Salió en todos los medios.
Se hizo famoso en unos cuantos días.
Creo que se llamaba Juan Eduardo.


No recuerdo ni uno de sus versos




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