martes, 23 de noviembre de 2010

PRO EVOLUTION

Por Kal·lo Lull

El primer caso documentado se dio en el Hospital Adventista de Tokyo hacia finales de 2011, aunque no se convirtió en materia de controversia entre la comunidad científica hasta que en marzo de 2012 el doctor Tukushima publicó un polémico estudio en la revista de la American Academy of Pediatrics.
Aquel primer niño, Okito Ayabito, presentaba una extraordinaria elongación del pulgar debido a la aparición de una falange media de la que el ser humano normal carece. Un diseño que, en palabras del doctor Tukushima, “le permitirá en el futuro movimientos y gestos ahora insospechados”. En poco tiempo, otros casos de lo que entonces se llamó “malformación congénita” fueron anunciados en publicaciones y foros pediátricos de todo el mundo, y el asunto llamó la atención de ginecólogos, genetistas, darwinistas y algún pedagogo constructivista en paro.
El asunto, aunque llamativo, no ocupó primeras planas de los periódicos ni titulares de los noticiarios hasta que Okito Ayabito puso su revolucionaria extremidad sobre el mando de una consola de videojuegos en Diciembre de 2013. A sus dos añitos, la tierna criatura, que aún no había aprendido a pronunciar una sola sílaba, superó en pocos días todos los videojuegos de sus padres y ganó, frente a rivales de mucha más edad y experiencia, el campeonato de Pro Evolution Soccer de la Universidad de Tokyo.
En pocos meses, otros niños con idénticas mutaciones dieron muestras de similar precocidad, exclusivamente en el ámbito de las consolas. Desgraciadamente, no manifestaron ningún indicio  más de superdotación, antes bien, a pesar de sus sobrehumanos reflejos, sus capacidades intelectuales y físicas se desarrollaban con mayor lentitud que las de los niños sin prolongación del pulgar.
Las empresas de videojuegos ofrecieron a los padres de las criaturas jugosos contratos que pronto quedaron obsoletos: todos los recién nacidos del planeta presentaban lo que  ya se  había bautizado como “salto evolutivo”. Efectivamente, hacia el tercer tercio del siglo  XXI el “homo ludens” había sustituido casi por completo al “homo sapiens sapiens”.

6 comentarios:

Mercè Mestre dijo...

Kal·lo, ben bé podies haver deixat programat aquest post per als pikachus amb dits de crustaci de 2100 (suposo que també tindran equips de traducció automàtica incorporats a la letina).

Per cert, científicament comprovat: s'ha produït una altra setmana temàtica espontània: la de la ciència -fictícia o no- i tecnologia. El proper post, sobre física, please!

José García Obrero dijo...

Bueno Carles, acabas de poner el dedo evolucionado en la llaga. En Japón ya hay un tipo de personajes que se encierran días y días en casa a jugar mientras que los padres les echan tranchetes por debajo de la puerta. Evolución humana=aislamiento+queso de fundir. Qué planeta.
Un abrazo.

Unknown dijo...

No es preocupéis, los profetas matemáticos vaticinan que dentro de 156 años seguiremos dando la paliza a la generación tranchete.

Unknown dijo...

Yo tengo alumnos que sin duda son de esta nueva y revolucionaria especie de individuos. Están dictaminados como TDAH's, pero pueden pasar horas concentrados delante de la consola. Este hecho avivó mis sospechas...y ahora por fin he conseguido la respuesta: son "homo-ludens". Mañana mismo le miro los pulgares.

Carso dijo...

lo positivo del asunto es que el homo ludens se convertiría en un argumento aplastante para cerrar la boca a los que niegan a Darwin argumentando noséqué historias creacionistas...

R.P.M. dijo...

Yo no sé si la etapa evolutiva que nos corresponde es la del homo ludens, pero qué penita me da. ¿Habrá que limitart el saber? Por que si sapiens + sapiens = ludens, hagamos medio sabios y medio trabajadores, así nos saldrá un ludens espabilao. Aunque yo de matemáticas... Un saludo compi.