Por José G. Obrero
El amputado cree tener todas las extremidades. Incluso siente el picor en zonas muy concretas del pie. Por eso cuando, en un impulso, intenta incorporarse para abordar a la enfermera, cae al suelo. La enfermera, con delicadeza extrema, le ayuda a levantarse y le susurra al oído palabras de ánimo y consuelo y entonces piensa que no debe volver a confundirse y creer que se trata de un juego de seducción. Y piensa en su madre y sus tartas de manzana. Piensa en el cachorro de gato al que alimentó de niño. Piensa en Oaklay y en la granja donde creció. Piensa en el momento en que su padre, tras abrazarlo, dijo sentirse muy orgulloso de él por servir a su país. Piensa en las tripas y vísceras de Mike, Andrew, John, y el pelirrojo Billy. Piensa en el pie con el que rozaba las piernas de Cindy bajo la mesa y que ahora, quién sabe, alimentará a los gusanos. Y vuelve a ver el techo lleno de grietas y desconchones y las cortinas sucias que le separan del resto de enfermos y sus gritos. Y al volver la cabeza, los ojos de la enfermera, y después su lengua, su respiración agitada. Ahora ignora las falsas sensaciones de picor y no gasta energía en rascar el vacío. Trae hacia sí con fuerza a la enfermera.
5 comentarios:
Y Joseph cogió su pencil... Qué bueno, neng. A esto le llamo yo un miércoles con solera.
Muchas gracias, Zápiro, compañero de fatigas navideñas. Mando abrazo con toda la luz del Sur al gélido Centro.
Feliz año.
y bien que viene!, feliz año
No es pot fer un resum més intens de la vida amb tota la gamma de colors, des del negre més pou fins al blanc més translúcid.
Que els mags et continuïn portant duende, José.
Tú que em llegeixes amb bons ulls. "Duende" es una paraula que m'omple d'orgull i satisfacció (com deia algú). I venint de tú més encara. Una fota abraçada, Mercé. Tú si que tienes duende, caray.
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