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Durante aquella semana de vacaciones engañé a mi marido con un hombre al que le faltaba el brazo derecho. Los supuestos motivos los he dejado escritos en una extensa nota que mi marido encontrará dentro de dos horas, cuando le den el alta en el hospital y regrese a casa. No es cierto, de todas maneras, que fuera cuestión de fetichismo, ni ilusión castradora, ni apego excéntrico a la asquerosidad de su muñón. Siempre creí que no hay nada más hortera que el brazo derecho de un hombre; eso es todo. Y que en el mundo habría menos guerras y menos odio si los hombres no sintieran la repentina necesidad de sacudir ese horrendo saco de músculos y empezaran a gesticular como gorilas. Fajardo, en cambio, cuando se pone nervioso e intenta llenar el espacio con solo su brazo izquierdo, me recuerda la elegancia y exquisitez de los ready-mades de Duchamp.
Otros son los motivos que he escrito para mi marido, naturalmente. Nunca entendería que, en el fondo, el nuestro era un problema de estética, y que jamás conseguí ver en él algo distinto a un chimpancé, aunque supiera que, mal que bien, siempre había procurado quererme. En esa nota exploto el que siempre ha sido su talón de Aquiles, su excesivo proteccionismo, para que entienda por qué hoy no le he recogido del hospital, por qué no estaré en casa cuando llegue y por qué no voy a estarlo durante su convalecencia. De hecho, no albergo ninguna duda sobre que todas esas mentiras en torno a mi inseguridad y mi necesidad de nuevas experiencias terminarán por hacerle entender que ahora esté cogiendo este avión rumbo a Tenerife, donde Fajardo ha prometido llevarme a bailar toda la noche al Palace. Sólo espero, en fin, que no toquen un tango.
6 comentarios:
¿'Cinismo' no es ninguna marca de perfume, verdad? Es que como estamos en la quincena prodigiosa de los anuncios d'eau de cologne, igual me confundo.
En todo caso, genial, que es sinónimo de muy bueno.
Jaja, qué bueno; yo sólo espero que el pobre marido no hubiera acudido al hospital a extirparse el brazo derecho... Ya sería el colmo: cornudo y mancooooooo!!! Menudo regalo de homewarming...
No es una cínica, Merce, es una liberada!!
Tantos siglos bajo la opresión del brazo derecho..
Lo del marido creo que era más bien un alargamiento... de brazo.
besos y felices reyes
ji,ji el relato no es manco.
Un abrazo
La carta no sé, pero el post vale un ojo, o un riñón, pero no daría por él mi brazo derecho porque no tiene valor. me ha quedado más que claro. a partir de ahora lo escondo.
Oye que por si a alguien le interesa, soy zurdoooooo. Y mentiroso. Todo vale, y este post vale mucho.
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