Por Carlos Rull
Dijo George Santayana, y así está escrito en el monumento memorial de Auschwitz (actual Oswiecim, Polonia), que quien no recuerda su historia está condenado a repetirla. Se ha dicho también que la literatura son las voces de los siglos retumbando en nuestros ojos. Ambos, historia y literatura, son guías en el camino, estrellas polares en el agitado mar de nuestros días, brújulas fieles en el desierto globalizado. En las palabras que leímos y que leemos está nuestro pasado, nuestro presente, y el camino hacia el futuro. Incluso en las más sencillas. Ahí van unos cuantos versos sencillos, ordenados del más reciente al más antiguo, que, cuando menos, deberían hacernos pensar.
1. Después de ver la, a mi modo de ver, etnocéntrica y fascistoide 300, en la que – bajo la apariencia de mero entretenimiento (y me da igual su fidelidad al cómic, que no he leído) - se manifiesta de forma bastante explícita una vindicación del elitismo y una apología del supuesto “poder racional y el honor” de lo que puede entenderse como occidente - en una muy épica y halagadora pero superficial y simplificadora interpretación de la cultura espartana y griega - frente al “misticismo y la barbarie” orientales - retratados con una mala leche memorable en los malísimos persas -, recordé unos versitos de Machado, escritos hacia 1919, que decían:
“Hombre occidental,
tu miedo al Oriente, ¿es miedo
a dormir o a despertar?”
2. El bohemio Pedro Barrantes escribió en su Delirium Tremens (1910) los siguientes versos, que, aunque referidos a emigrantes españoles, bien siguen sonándonos a la tragedia nuestra de cada día y tal vez pudieran servir para que alguno que haya olvidado sus orígenes mire con otros ojos a los que llegan cada día a las luces del norte:
“¡Ay, triste emigrantes,
víctimas de la suerte,
que vida y luz ansiando
quizá vais a la muerte”.
3. En su “Oda a Roosevelt” del libro Cantos de vida y esperanza (1905) le dijo Rubén Darío al presidente de los todopoderosos Estados Unidos:
“Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción,
que en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.”
Y más abajo insistía el gran poeta modernista:
“Juntáis al culto de Hércules, el culto a Mammón,
y alumbrando el camino de la fácil conquista
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York”
Tiempos aquellos en que uno podía presuponer que un presidente de la ya entonces gran potencia mundial sería capaz de entender versos como estos. Tiempos que ya se repiten en guerras ilegales que han llevado el “progreso” y la “libertad” allá donde se ha entrado con balas y con bombas.
4. Aunque no poeta, Larra también supo percibir en la España de 1830 los síntomas de un mal endémico y crónico que, como tal, se ha extendido hasta nuestros días. En su artículo “La educación de entonces”, ponía estas palabras en boca de cierto garrulo que, alabando la tibia enseñanza que disfrutó de joven (“leer y escribir y las cuatro cuentas”), afirmaba:
“Pues ¿ahora? ¿Eh? Ha de saber el niño en un abrir y cerrar de ojos francés, inglés, italiano, matemáticas, historia, geografía, baile, esgrima, equitación, dibujo...¡Qué sé yo! Sin conocer que eso no es para nuestro carácter.” Argumentaba el buen cazurro tan sabia opinión con el ejemplo de un niño que había fallecido por demasiado estudiar. En fin, los pedagogos que legislan nuestro sistema educativo podrían firmar ahora mismo al lado del zote larriano.
5. En relación con el anterior, Jovellanos describió con gracia y donaire a un cierto tipo de joven desmañado que en muy poco se diferencia de cierta fauna juvenil – y no tanto - y urbana no difícil de identificar. Dice así, en su “Sátira II”, fechada en 1787:
“[...] Nunca
pasó del B-A ba. Nunca sus viajes
más allá de Getafe se extendieron.
Fue antaño allá por ver unos novillos
junto con Pacotrigo y la Caramba.
Por señas, que volvió ya con las estrellas,
beodo por demás, y durmió al raso.
Examínale. ¡Oh, idiota!, nada sabe.
Trópicos, era, geografía, historia
son para el pobre exóticos vocablos.”
6. Y acabo ya, por fin, con el maestro más agudo de todos, el grandísimo Quevedo. Cualquiera de sus versos y todas sus prosas proponerse podrían como lúcido retrato de nuestra condición, pero me quedo, por ahorrar espacio – que ya mucho me estoy alargando -, con este terceto del soneto que dedicó “a los vanos y poderosos”:
“¿Qué tienes, si te tienen tus cuidados?
¿Qué puedes, si no puedes conocerte?
¿Qué mandas, si obedeces tus pecados?”
Perduran sus versos y sus voces por siempre, y es que, como dijo el mismo Quevedo, los libros “al sueño de la vida hablan despiertos”. Y así, igual que él, a menudo
“vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos”,
1. Después de ver la, a mi modo de ver, etnocéntrica y fascistoide 300, en la que – bajo la apariencia de mero entretenimiento (y me da igual su fidelidad al cómic, que no he leído) - se manifiesta de forma bastante explícita una vindicación del elitismo y una apología del supuesto “poder racional y el honor” de lo que puede entenderse como occidente - en una muy épica y halagadora pero superficial y simplificadora interpretación de la cultura espartana y griega - frente al “misticismo y la barbarie” orientales - retratados con una mala leche memorable en los malísimos persas -, recordé unos versitos de Machado, escritos hacia 1919, que decían:
“Hombre occidental,
tu miedo al Oriente, ¿es miedo
a dormir o a despertar?”
2. El bohemio Pedro Barrantes escribió en su Delirium Tremens (1910) los siguientes versos, que, aunque referidos a emigrantes españoles, bien siguen sonándonos a la tragedia nuestra de cada día y tal vez pudieran servir para que alguno que haya olvidado sus orígenes mire con otros ojos a los que llegan cada día a las luces del norte:
“¡Ay, triste emigrantes,
víctimas de la suerte,
que vida y luz ansiando
quizá vais a la muerte”.
3. En su “Oda a Roosevelt” del libro Cantos de vida y esperanza (1905) le dijo Rubén Darío al presidente de los todopoderosos Estados Unidos:
“Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción,
que en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.”
Y más abajo insistía el gran poeta modernista:
“Juntáis al culto de Hércules, el culto a Mammón,
y alumbrando el camino de la fácil conquista
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York”
Tiempos aquellos en que uno podía presuponer que un presidente de la ya entonces gran potencia mundial sería capaz de entender versos como estos. Tiempos que ya se repiten en guerras ilegales que han llevado el “progreso” y la “libertad” allá donde se ha entrado con balas y con bombas.
4. Aunque no poeta, Larra también supo percibir en la España de 1830 los síntomas de un mal endémico y crónico que, como tal, se ha extendido hasta nuestros días. En su artículo “La educación de entonces”, ponía estas palabras en boca de cierto garrulo que, alabando la tibia enseñanza que disfrutó de joven (“leer y escribir y las cuatro cuentas”), afirmaba:
“Pues ¿ahora? ¿Eh? Ha de saber el niño en un abrir y cerrar de ojos francés, inglés, italiano, matemáticas, historia, geografía, baile, esgrima, equitación, dibujo...¡Qué sé yo! Sin conocer que eso no es para nuestro carácter.” Argumentaba el buen cazurro tan sabia opinión con el ejemplo de un niño que había fallecido por demasiado estudiar. En fin, los pedagogos que legislan nuestro sistema educativo podrían firmar ahora mismo al lado del zote larriano.
5. En relación con el anterior, Jovellanos describió con gracia y donaire a un cierto tipo de joven desmañado que en muy poco se diferencia de cierta fauna juvenil – y no tanto - y urbana no difícil de identificar. Dice así, en su “Sátira II”, fechada en 1787:
“[...] Nunca
pasó del B-A ba. Nunca sus viajes
más allá de Getafe se extendieron.
Fue antaño allá por ver unos novillos
junto con Pacotrigo y la Caramba.
Por señas, que volvió ya con las estrellas,
beodo por demás, y durmió al raso.
Examínale. ¡Oh, idiota!, nada sabe.
Trópicos, era, geografía, historia
son para el pobre exóticos vocablos.”
6. Y acabo ya, por fin, con el maestro más agudo de todos, el grandísimo Quevedo. Cualquiera de sus versos y todas sus prosas proponerse podrían como lúcido retrato de nuestra condición, pero me quedo, por ahorrar espacio – que ya mucho me estoy alargando -, con este terceto del soneto que dedicó “a los vanos y poderosos”:
“¿Qué tienes, si te tienen tus cuidados?
¿Qué puedes, si no puedes conocerte?
¿Qué mandas, si obedeces tus pecados?”
Perduran sus versos y sus voces por siempre, y es que, como dijo el mismo Quevedo, los libros “al sueño de la vida hablan despiertos”. Y así, igual que él, a menudo
“vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos”,
y espero no repetir lo que nunca debió suceder y evitar lo que no debe ocurrir.
Hasta la semana que viene.
Hasta la semana que viene.
Imagen del memorial de Auschwitz tomada de: http://www.hobotraveler.com
8 comentarios:
Hay Carles...
parecióme que demasiado verso mientas sin que ninguno alcance a ser sincero, Quevedo pese a genio no pasaría por ser buena persona, y te habla quien ama tanto los haikus de Basho como las Rubayats de Omar Khayan, pero ¿acaso es esto una división de buenos y malos? Acaso ¿Oriente no tiene tanta maldad como Occidente? No olvides que si hubo nazis, hubo también pearl harbour, hubo también hiroshima. El 22 lo hablamos;)
Y además te llevo algún verso mejor.)
Agradeceré que alguien más sabio me enseñe versos mejores, pero a Quevedo no me lo toquen, por favor. Respecto a Oriente-Occidente, no se entienda que quiera dar una versión maniquea de esa artificiosa división cultural, de eso se encarga la películita y precisamente eso es lo que critico. Ni malos ni buenos, o buenos y malos todos a la vez. Los chinos y los japoneses han hecho tantas barbaridades como los ingleses o los alemanes, pero lo que me parece inadmisible es que nos intenten colar la demonización de una cultura oriental bajo un fino barniz de pretenciosa y pretendida veracidad histórica en un espectáculo que se vende como mero entretenimiento.
Quevedo era antisemita, racista, clasista, elitista y muchos istas más, pero no dejaba de ser un genio perspicaz y sagaz: seguramente no sea el más agudo de todos, pero no anda lejos de ello. En cuanto a la sinceridad de un verso, en fin, Valente habló de la palabra como "hecha de nada. / Rama / en el aire vacío. / Ala / sin pájaro. / Vuelo / sin ala."
La vida sería imposible si todo se recordase. El secreto está en saber elegir lo que debe olvidarse.
Roger Martin du Gard (1881-1958) Escritor francés
Aunque por supuesto,admito Quevedo como animal de compañia,mientras vaya a ver la jodida peli de los 300...uf!!!,por vuestra culpa sufrire los cuerpos danone.
Carles, nadie es más sabio que nadie cuando se es sabio;) Y a Quevedo lo toco porque era un genio, que nada tiene que ver con ser "buena persona", ya te recitaré versos suyos el 22... pero lo que no hay de ninguna manera en 300 es "veracidad histórica", puesto que es una versión de la versión que Miller hace del león de esparta, no es una transcripción de Herodoto, sino una "impresión" que un niño recibe (aceptemos que es americano, y eso pueda tamizar las imágenes) pero no creo que pretenda demonizar culturas... total que Paula sabrá si sufre o disfruta con los cuerpos danone, pero a mí lo que me interesa es el tratamiento de la imagen, el esfuerzo por recrear un mundo "irreal". Uff, menos mal que no hablamos de KILL BILL
Rubén, agradezco siempre las críticas y más si vienen de quien me puede enseñar algo, así que gracias.
En cuanto a Quevedo, admiro su prosa y su verso, y me parece una interesante figura, con todos sus defectos (no entraremos en la diferenciación entre persosonaje biográfico y autor, ni entre autor y narrador o yo poético, y le tengo una simpatía especial.
En cuanto a 300, claro que no tiene veracidad histórica, pero se vende como tal. Respecto al supuesto espectáculo visual del filme, no vi nada que no hubiese visto ya en Sin City, la primera de Matrix (me negué a ver las otras dos) o El señor de los Anillos (de las cuales, por cierto, se copian algunos planos casi fotograma a fotograma). De Tarantino y compañía no hablo, ya sabes, si no tienes nada bueno que decir,.. Y eso que me encantó "Reservoir Dogs". COmo adaptación de cómic, me quedo con "V de Vendetta", "Una historia de violencia" o "Ghost World".
Respecto, y ya acabo, a la lectura
entre línas, supongo que cada uno ve lo que quiere ver, y yo tiendo a creer que no hay creación inocente, y menos en el lenguaje audiovisual. Gajes de haber hecho cursos de doctorado con analistas del discurso.
Saludable debate, sigamos con él, compañero.
Algo de razón llevas al comentar que no existen discursos inocentes, y mucho menos visuales, ni siquiera los dibujos de un niño lo son. La verdad es que "V de Vendetta" me gustó más que Sin City, y espero ver qué hace con "watchmen". Comentaba lo de Kill Bill porque me toca analizarla en la universidad... el 22 te digo lo que dice gasset de la película... aunque eso no resta que pueda ser como es un fenómeno de masas, pero también a Bush lo vota un montón de gente, y no deja de ser Bush.
En fin: miré los muros de la patria mía...
Esta tarde creo que me toca ir a ver 300. Yo seguro que me quedaré con la puesta en escena y me dejaré llevar por el argumento sin entrar a criticar el contenido y otros aspectos. Eso lo haré después. En la fiebre de citas de versos, quiero añadir el precedente machadiano que supone Manrique: "Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir".
Publicar un comentario