Por Ruben Garcia Cebollero
La peluquera entra por última vez a la peluquería con un mensaje en el móvil. Sonríe, orgasmo a cámara lenta, y se toma las cápsulas que le vendieron contra el envejecimiento. No han funcionado.
Se ha pasado toda la vida asumiendo responsabilidades: vigilar al personal, controlar fichajes horarios, gestionar el archivo, conservar datos, protegerlos y tratar gran cantidad de información. Llora: la cabeza de la jefa no siempre está en su sitio.
Cuando hoy ha abierto la puerta ha descubierto un reflejo en el espejo. Por primera vez y última ha visto el monstruo en que se ha convertido.
1 comentario:
Al final, lo mejor es romper el espejo y comprarse uno que te devuelva una imagen un poquito mejorada. También queda el recurso de tirar el móvil a la papelera. Y venirse al FIB de Benicassim donde algún que otro fibero guiri tampoco pasaría la prueba delante del espejo. Van colgados todos el día.
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