sábado, 21 de julio de 2007

Una monstruosidad mediambiental


Por Ruben Garcia Cebollero


La peluquera entra por última vez a la peluquería con un mensaje en el móvil. Sonríe, orgasmo a cámara lenta, y se toma las cápsulas que le vendieron contra el envejecimiento. No han funcionado.

Se ha pasado toda la vida asumiendo responsabilidades: vigilar al personal, controlar fichajes horarios, gestionar el archivo, conservar datos, protegerlos y tratar gran cantidad de información. Llora: la cabeza de la jefa no siempre está en su sitio.

Cuando hoy ha abierto la puerta ha descubierto un reflejo en el espejo. Por primera vez y última ha visto el monstruo en que se ha convertido.

1 comentario:

R.P.M. dijo...

Al final, lo mejor es romper el espejo y comprarse uno que te devuelva una imagen un poquito mejorada. También queda el recurso de tirar el móvil a la papelera. Y venirse al FIB de Benicassim donde algún que otro fibero guiri tampoco pasaría la prueba delante del espejo. Van colgados todos el día.