martes, 26 de agosto de 2008

OLD SINS

Por Carlos Rull


Sonó el timbre a media película. No hay nada que me moleste más que la interrupción de una buena película, por eso nunca veo la televisión. Pulsé el botón de pausa en el mando a distancia del DVD y me dirigí hacia la entrada. El timbre volvió a sonar con insistencia. Por la mirilla distinguí dos hombre, traje, corbata, maletín y el rostro serio y antipático que suelo asociar a tal guisa. Los palizas de editorial Planeta o mormones despistados, pensé. Me di cuenta del error en cuanto abrí, no sonrieron. Me contemplaron muy serios y tuve que ser yo quien empezara a preguntar.

- ¿Qué se les ofrece? ¿Ustedes creen que son horas?
- ¿El señor López? – preguntó el más alto, que parecía el jefe, mientras desviaba la vista a un formulario que sostenía con la mano derecha. La has hecho buena, López, estos tipos son encuestadores, hoy no ves tu peli.
- Pues sí, ¿y ustedes son...?
- Departamento de interior, sección de delitos atrasados – y me enseñó un placa dorada.
- ¿Sección de qué?
- Señor López, debe usted acompañarnos a comisaría.
- ¿A comisaría? Pero,..
- Desde allí podrá llamar a un abogado.
- ¿Un abogado? Pero,...
- Recoja lo necesario, es probable que deba pasar varias horas en nuestras dependencias.
- Pero,...
- Tenemos prisa.
- ¿Pero qué he hecho yo? – no pude evitar levantar un poco la voz.
- Lo normal es que eso se le comunique en comisaría, pero puedo adelantarle que se trata de un caso grave.
- ¿Grave? Pero yo soy un buen ciudadano, no he hecho nada – levante un poquito más la voz y puede ver que la mirilla de la vecina de C se abría, maldita cotilla.
- Está bien – suspiró el otro –, suele hacérsenos necesario explicar los cargos para evitar que los acusados monten un espectáculo.
- Muy amable por su parte.
- El 18 de Septiembre de 1984 sustrajo usted del Kiosko Helena dos gominolas, un Burman Flash y una bolsa de pipas Churruca ocultas en su maleta escolar. Con los intereses y el nuevo código penal sólo dicho hurto supondría en la actualidad una multa considerable y tal vez unos meses de trabajo social. Y usted además es...
- ¿1984? Pero si yo tenía nueve años.
- Y ahora tiene 39. En treinta años dicho delito ha acumulado una fuerte sanción, máximo siendo usted, como intentaba decirle, reincidente.
- ¿Reincidente?
- Efectivamente, en las semanas siguientes y hasta que su madre le descubrió y le propinó una severa bofetada, tuvo usted tiempo de hurtar – revisó de nuevo su informe- seis Frigodedos, dos Colajet, cinco Panteras Rosas, catorce chupachups, siete piruletas, una caja de sugus y quince Petazetas. ¿Le parece poco? ¿Aún tiene la desfachatez de afirmar que no ha hecho nada?

Y así fue como acabé aquí. Dicen que dentro de un par de años tal vez me soltarán.

3 comentarios:

Raquel Casas dijo...

Jaja!
Jo m'havia robat xuxes del pupurri, el primer lloc on t'agafaves el que volies sense demanar-ho a cap dependenta.

Recordo menjar-me núvols tovíssims enmig la botiga perquè no m'enxampessin furtant...

Anónimo dijo...

jajaja jo havia robat caixetes sorpresa a la llibrería en les que hi havia xuxes, tatoos i figuretes de plàstic... encara no m'han vingut a trucar a la porta per sort!

Unknown dijo...

No pateixis, ja vindran, "nos llamarán a todos", que deia el poeta, jeje... Era just i necessari fer una penitència per totes aquelles llaminadures que qui més qui menys tothom ha xorisat a aquelles mítiques botigues de la nostra infància-adolescencia. On són ara els "lagartos" de gominola de V? I encara existeixen els PetaZetas!!