jueves, 2 de julio de 2009

Feliz Cumpleaños


Por Raquel Casas


Hoy M tenía que ir a la peluquería a las 3, después de comer. Reservó hora porque es su cumpleaños y quería estar guapa para la ocasión, para la cena sorpresa que le han preparado sus amigas. En teoría ella no sabe nada, pero el estúpido de su marido se lo contó “para que se pusiera guapa”, y remarcó la palabra “guapa”.
M cumple hoy 50 años y hace muchos que se siente sola; su marido la engaña con la secretaria y su hijo, desde que se fue de casa, ya nunca la llama ni la visita.
Esta mañana se ha levantado muy ilusionada hasta que en el espejo ha descubierto nuevas canas (¿cuándo le han salido?, se pregunta). Luego ha esperado los besos de felicitación de su marido, pero nada, no se acordaba de su cumpleaños, así que le ha tenido que decir “cariño, ¿no me felicitas antes de irte al trabajo?” Y él, con gesto breve y medio gruñido, le ha plantado un beso seco en los labios, le ha rascado la cabeza y le ha recordado que fuera a la peluquería. Enseguida ha cogido el maletín, se ha colocado bien la corbata y se ha ido, como siempre, tras decirle “hasta la noche; sé puntual.”
M se ha quedado inmóvil y sola en el salón mirando cómo se cerraba la puerta. Luego ha hecho lo mismo de siempre, ha puesto música para limpiar un poco la casa, ha llamado a su madre para saber cómo se encuentra y para comprobar que ella también ha olvidado su cumpleaños; ha preparado una gran lasaña para 8 personas por si se presentaba alguien a felicitarla y se quedaba a comer con ella, y ha esperado alguna llamada o mensaje de felicidades. Pero nada. Ese lunes transcurría como cualquier otro lunes y M se sentía cada vez más insignificante.
Se comió sola más de la mitad de la bandeja, directamente, sin plato, y cuando hubo terminado se sintió como una vaca y decidió salir a correr, ya iría otro día a la peluquería, tampoco llevaba el pelo tan mal. Cogió el móvil por si alguien la llamaba.
M llegó al parque y de repente se sintió tan pesada que se sentó en un banco antes de empezar a correr; debía estar tan mal por tanta comida, pensó. De vez en cuando miraba el móvil, que continuaba en silencio. Y decidió volver a casa, ya había descansado bastante.
Por el camino pensó que se estaba haciendo tarde, que tenía que empezar a arreglarse si no quería llegar tarde.
Primero ensayó algunas caras de sorpresa ante el espejo; debía llegar la última al restaurante, a las 22.15, según indicaciones de su marido, donde en teoría sólo la esperaba él para celebrar un cena de cumpleaños íntima y romántica. Romántica, pensó ella, y empezó a reír acordándose de la secretaria.
Todas las caras que ponía le parecían falsas y ridículas, además contó tres nuevas arrugas.
El tiempo corría y no tenía ganas de vestirse ni maquillarse, además no sabía qué hacer con su pelo. Y el teléfono aún sin sonar.
Fue desnuda a la cocina, se preparó un cóctel y tras bebérselo de un trago vio claro qué iba a ponerse. Buscó en el armario aquel vestido tan impresionante, el de novia de Frankenstein que confeccionó un año para carnaval. Se lo probó y aunque le quedaba un poco estrecho pensó que le sentaba fenomenal, por lo tanto iría así a la cena. Buscó la peluca, no podía presentarse con aquellos pelos, y al ponérsela lo vio todo claro y se sintió mejor que nunca.
Condujo rápidamente hasta el centro, entró de aquella guisa en el restaurante y tras observar las caras de estupor de amigas y marido ante semejante imagen les dijo: “¡Oh, qué gran sorpresa! Tanta felicidad me mata!”


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6 comentarios:

Beatriz dijo...

Bueno, si ella és la nòvia de Frankenstein, el marit deu ser el monstre en persona, no??? Ja, ja, doncs sí, que es prepari a morir, pobreta, però no sé ben bé si de felicitat! Tot i que el pobre monstre, com el bon salvatge, no era tan dolent; només estava maltractat per la vida. Parlo de la novel·la, no he vist la pel·li del Whales, que em sembla que li fa una mica de rèplica en plan contra.

Los 50, la plenitud de la vida: congratulations for you mid-life anniversary, Ms. Frankenstein. Wait, wait, the best is still to come, that's for sure. No need for hairdressers, special bride robes, manicurists or birthday parties. Find yourself a lover, no need for fancy dresses either. You're now getting to the bottom of it all, the bright whole gaiety of a fulfilled life, uh uh uh!

Xin xin en solidaritat amb la Sra. M de Frankenstein.
;)

Carso dijo...

que vivan sus ovarios (seguro que esos eran los suyos propios, y no puestos por el Doc Franky), y bueno, ya puestos que viva el peluquero.

Raquel Casas dijo...

Sí, sí, feliç aniversari...

M'en vaig a la pelu, jajaja!!

Beatriz dijo...

Bueno, Raquel, en qualsevol cas, tu no en fas 50! Enjoy life: carpe diem.
;)

Raquel Casas dijo...

No, i a més el meu aniversari és a l'hivern [tampoc no vaig a la pelu..., et confesso que me'n vaig a la platja ;)].

Carpe diem!

Beatriz dijo...

Si és que... N'hi ha que neixen estrellats, òstima! Jo tinc els meus maromos a la platja, que s'estovin i posin en remull la mala lluna i les males vibracions, perquè quan jo arribi estiguin suaus com la seda, jaja! La seda? Qu'ez ezu???
Carpe carpe diem;)