miércoles, 21 de abril de 2010

ALIENTO

Por José G. Obrero


La última parada es el aliento, detenerse en los vidrios.
Después de los abrazos suspendidos, de las uñas
que surcan la columna sembrando un horizonte,
zanjan los dientes la lava de la carne,
se eleva el polvo hasta cegar los cuerpos.
Ya no vale la espera dos trozos de metal.
Olisquea la rehala la punta de la sombra,
se abre paso el sudor perlando el pubis.
El calor acelera el entrar y salir, rítmico navajazo,
se encharca la materia. Un dique roto eleva el oleaje
en los puertos más próximos, desdibuja la costa.
Es un camino frágil: hunde, anega, se deforma
en el cuenco de las manos la cuenca de los ojos.
Creemos un destino al mojarnos la nuca,
pero quema si es hielo. Si es fango de una mano,
nos remueve por dentro, la ensucia y nos contagia.
Los microbios nos hienden sus pequeños
colmillos: el invierno se incuba, se desploma
en el ánimo que deviene mercurio, fragmentos
de un espejo que no devuelve imagen. Gravitamos
recuerdos, inconsistentes plumas clavadas
en la lengua, no sirven los anclajes. La escollera
crepita el paso de las grietas, ejército famélico
de piedras y de algas. Tan sólo el azahar perfumando
la noche puede inflamarlo todo, bullir por los adarves.
Arrinconan las llamas migajas de los sueños
hervimos como nubes crujientes de verano.
Aliento de una boca, no ya la boca misma
sin forma y sin anhelo salvo el que en los cristales
atestigua la niña que dibuja princesas. Los viejos
al beber expulsan por error su cansancio en la copa,
un aliento primero ensayado en el último.

La última parada de un ciclo que termina.

9 comentarios:

Mercè Mestre dijo...

Toda la vida apiñada, reflejada en un trozo de espejo, el último, notario de la muerte.

¡Cómo pasa toda la vida en pocos minutos (primeralientopasiónsexoamorcreaciónsueñosenfermedadvejezdestrucciónúltimoalientomuerte) por el azogue de tu poema! ¡Qué verdad! ¡Qué belleza!

Sigue soñando poemas, José

Beatriz dijo...

Precioso, José. Sólido. Se respira la marea y su pálpito indómito. Último poema, último aliento. Desde el fuego que quema por vez primera los pulmones hasta el testigo exánime, inerte, invisible tras el polvo de los muertos. Está escrito pensando en que clausure tu 'poemario'?

Besazo, piazo poeta;-)

paula dijo...

Este último combate poético,cuerpo a cuerpo en este ring-poemario,deja sin aliento.Es una lucha descarnada de metáforas ,tan tuyas!!!!,que cortan con cuchillito lunero e impregnan los sentidos con azares del sur.
Bueno creo que no hace falta decir que me ha gustado je,je.
RARARARARA,José,José !!!!.

Carso dijo...

eres un mago de chistera infinita josé, yo ya no tengo pelos ni sombreros que quitarme ante tu despilfarro de poesía.

José García Obrero dijo...

Mamma, qué tengo menos tiempo que el cirujano de Belén Esteban!

Mercé gracias por tu visión. ¿Sabes que lo terminé sin tener claro si me refería al "último aliento" o al aliento entendido como "empuje", un último esfuerzo? Pero está claro que es un final, es de clausura, como bien dice Ester. En este caso creo que en vida. Pero esta historia de combates, boxeadores, sirenas, agua, descomposición se ha terminado. Y he perdido mucha agua, en concreto ocho kilos en todo el proceso. Ahora vuelta a la materia, a comer, a colgar los guantes y a buscar gente con dos piernas y no gilipollas con cola de rape o merluza (permitidme el pataleo).
Óscar, la chistera y la magia la pones tú, y las acotaciones y sugerencias que en este caso me han venido del carajo (como siempre). Estaba cerrado en falso.

Besos a tutti quanti.

José García Obrero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
José García Obrero dijo...

Paula! Muchas gracias por los ánimos, comentarios y jaleos! Prefiero tus lunas a los rings.

Un beso.

R.P.M. dijo...

Lo tuyo es decir con hondura a la que sólo unos pocos pueden acceder. Tienes un don en las venas. A por ellos con el último aliento.

José García Obrero dijo...

Gracias Rufino. Un fuerte abrazo. Qué alegría terminar el domingo así.