jueves, 13 de mayo de 2010

J.F. Sebastian


Por Raquel Casas

El genial ingeniero genético J.F. Sebastian envejecía sin remedio. Mientras los años pasaban acelerados, él construía muñecos. Eternos. Bellos. Sin arrugas. Perfectos. Ya no estaba solo, estaba con ellos. Pero algunos olvidaban lo que eran. Y construía muñecos también para ellos.
-Sebastian, ¡no sé jugar con muñecos! -dijo ella tirándoselo a la cara.

Continuaba la partida de ajedrez a distancia. Seguía lloviendo fuera de casa.

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2 comentarios:

Laerke dijo...

Jo tampoc sé jugar amb ninos...

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R.P.M. dijo...

olvidar lo que uno es, siempre se necesita como ejercicio para intentar saber dónde estamos. lo malo es que luego te das cuenta de eso, de que no sabes jugar con muñecos. Muy bonito, Raquel.