miércoles, 8 de septiembre de 2010

Applausi per Ibra

Por Zápiro

Lo que en el Barça llamábamos L’entorn, apenas si llega a hormigueo comparado con el sitio al que se rinde cada septiembre Chamartín. Absorto a ello, el pasado domingo, The Special One inauguraba el ruedo a la violeta. “En construcción”, ripiaba. Todavía no sabe que el resultado es lo menos relevante de cuanto acontece en el Real Madrid. Y que los intereses en liza superan en muchos enteros a la vida. Amén de Ibra, por cierto, el club que más estrellas ha depuesto del parnaso futbolístico. Que Dios le coja confesado.

Lo de Guardiola es otra historia. El Noi de Santpedor solo peca por exceso. A Samu se lo llevaron los demonios, vale, pero ni siquiera el marco del arrepentido hizo mella en el míster. “¡El partido lo ha ganado Pep!”, purgó, en la zona mixta del 2 a 6. No hubo perdón. Resignado, el socio asistió al desembolso de los 70 kilazos con que, a modo de espantajo, se ahuyentaba al único 9 que había mojado en las dos finales. Vale decir que, a cambio, el Camp Nou se engalanó para recibir al mejor 9 que resplandece hoy sobre la hierba. Semejante algoritmo de técnica, de precisión y de fuerza, de plante, de preciosismo y explosión… Ibracadabra, el gitano merlín, a quien una inapelable messiocracia ha devuelto a la cañada. Todavía no sabía que el resultado es lo más relevante de cuanto acontece en el Barça. Y que los intereses en liza superan en muchos enteros a la vida. El único descarte, por cierto, en cuyos extremos se tocan Guardiola y Mou. No es motivo menor para aplaudirle.

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