jueves, 16 de diciembre de 2010

Clases de estriptis


Por Raquel Casas

El domingo al mediodía vi en los informativos una noticia sorprendente: una experta estríper ofrece un curso para aprender a desnudarse con arte. O eso defendía ella. Explicaba que el curso va dirigido tanto a hombres como a mujeres que quieran deshinibirse o darle una sorpresita a sus parejas. Pero por allí no había ninguna presencia masculina. El periodista continuaba diciendo que en el curso hay adolescentes, amas de casa, maestras…, mujeres que quieren perder la vergüenza y conseguir seguridad en sí mismas. ¿Seguridad en sí mismas, me pregunté yo? ¿Esa es la manera que tiene una mujer de sentirse segura y femenina? ¿Quitarse la rora de forma provocativa delante de un hombre? Qué fuerte. Increíble. Impresionante. ¿Cuántos años hemos retrocedido? Mientras el locutor daba más detalles del curso, ante mis ojos aparecían mujeres vestidas de colegialas contoneándose ante una silla, desprendiéndose sensualmente de sus ropas y luciendo una lencería multicolor y sexy, o eso creían ellas. Me fui cabreando poco a poco. Al principio del reportaje creía que el curso iba dirigido a gogós o profesionales del estriptis, pero no, servía para proporcionar feminidad, sensualidad, seguridad, y otras palabras falsas acabadas en –idad.
Durante la explicación entrevistaban a alguna de las alumnas. Una era profesora de primaria y decía que nunca en su vida utilizaba esa ropa sexy, esas faldas cortas y zapatos de tacón kilométrico, pero que cuando llegaba ahí se transformaba y se convertía en otra persona. Y yo me la imaginé un día despistada con el otro “uniforme”. Me reí. Otra explicaba, tumbada en el suelo con una boa de plumas alrededor del cuello y el aire de algún ventilador escondido moviéndole el pelo de forma sugerente, que estaba aprendiendo un montón de cosas nuevas y que las practicaba ante su marido, que estaba encantado, pero que como la viera por la tele la iba a matar. La iba a matar, me repetí, ¿de qué se avergonzaba?
Me pareció ridículo, todo. Y pensé en esas adolescentes tímidas que citaba, desnudándose en la clase, en esa clase y no en la del instituto, claro. Vaya, eso sí parecía interesarles y no la épica medieval.
Por la noche volvieron a repetir la noticia y la volví a mirar boquiabierta. Y al día siguiente, este lunes, otra vez. Me perseguían esas mujeres con sus sujetadores y faldas raras. Al final me rendí y no he mirado más las noticias. Aunque hoy estoy pensando que tal vez no sería tan mala idea hacer un curso así, quizá no es tan machista toda la puesta en escena como pienso y puedo aprender algo en unas clases así. Quizá si hago 30 horas y me dan un certificado lo puedo presentar en el Departament d'Ensenyament, ¿me lo reconocerán como curso? Mmmmm, me temo que no.
*

3 comentarios:

Carso dijo...

Igual no, pero tus alumnos igual vienen motivadísimos a clase.

ps: la noticia es real? porque podría serlo, yo ya me creo cualquier cosa...

Raquel Casas dijo...

Sí, sí, es real, de los informativos del mediodía y de la noche Telecinco del domingo pasado. Y lunes por la mañana mientras desayunaba otra vez, pfffffffffff, lo que hay que ver....

Laerke Saura dijo...

Classes d'estriptis... Mira si hi ha temes per escriure... i tu vas i tries aquest! jajajajjaja!!!! Ja vas veure la meva reacció a tutoria quan vaig veure el bloc...!