domingo, 23 de enero de 2011

La puerta que se abre y se cierra.

Por Rufino Pérez.


Levantarse y pisar
el suelo,
no dejar caer todo el peso
sobre la tierra.

Hablar contigo
sin escuchar tu voz.

Saludar a un amigo
y despedirse
con la única sensación
de retomar el camino
justo ahí,
en el mismo punto
donde os encontrasteis.

Seguir andando
y llegar a casa
sin notar
que la puerta se abre
con los mismos dos giros
con los que la cerraste,
pero al contrario.

¡Qué curiosa la vida,
qué largo el sendero!

3 comentarios:

paula dijo...

la puerta tiene manivela de tiempo...pero ya dicen, que lo importante es el interior...llegar a casa.
un besazo dominguero.MUACS!!!!

Beatriz dijo...

Aaahhh sí, la vida tiene este tipo de paradojas. Como la puerta de tu deliciosa imagen, enmarcada por ... paredes transparentes? Y mi casa a veces... es una pecera.

ksss;)

Mercè Mestre dijo...

Potser la vida és això, un joc de simetries i de contraris, amb una porta lleugera per entrar i per sortir. Esperem que no sigui giratòria.

Una abraçada, Rufino.