sábado, 26 de septiembre de 2009

G-20 TOCAPELOTAS


Por Rubén García Cebollero



Decir las cosas claras no suele gustar a nadie, porque, se diga como se diga, la verdad duele. A veces, ofende. A veces, se desconoce.


Risto mejide no creo que sea recordado por la forma de escribir, pese a que sea un gran publicitario. Tampoco creo que a mí se me recuerde por nada, pero de momento aún me queda más pelo.


Ojalá hubiera más programas irreverentes, más programas que denunciaran que el país, entre parados, corrupción y mamoneos, no puede seguir anestesiado malviviendo entre oscilaciones hipotecarias, fútbol, toros y coplas. O si lo prefieren: tele, tetas y copas. O si lo prefieren: farras, timos y drogas.


Parece que los políticos puedan hacer lo que quieran, y de hecho puede que lo hagan, sin que nos importe nada. NADA. Parece que hagan falta unos cuantos millones de "tocapelotas", en un buen sentido de los términos, que den luz sobre la violencia, el alcohol y la degradación que palpitan en las calles.


Si todo tiene su causa, ¿por qué no valorar más los efectos? Pese a todo, haciendo de mal pitoniso, al programa van darle dos telediarios.
Tiempo al tiempo.


¿O acaso creen que a nadie le molesta?

5 comentarios:

Beatriz dijo...

Tocapelotas sí, desde luego, hacen falta a porrillo, aunque pretender que si eres tocapelotas te saquen en la tele y dures más de dos telediarios es como poco ingenuo, y me voy a quedar ahí.

A mí este señor, por lo poquísimo que le conozco, me desagrada sumamente: llegar a ser tocapelotas no es tan difícil. Lo difícil de veras es serlo con inteligencia y estilo, atributos que a todas luces le faltan. Además, me temo que es bastante megalómano: hace una semana no sé qué narices debía buscar yo en la tele y pasé por encima de su programa justo en el momento en que el susodicho hacía mofa del Laporta -de quien por supuesto todos podemos hacer mofa cuando sea rectamente- porque el tal no conocía a ningún Risto fuera de Schtoikhov, el fubtolista, como sea que se escriba el apellido. No es de una megalomanía recalcitrante? Chotearse de alguien porque no te conoce? Hacer de tu propio narcisismo objeto de escarnio público de una tercera persona es el tipo de recurso facilón del que la tele posmoderna, al menos la española, se está alimentado. Y me desagrada, me entristece y me sulfura. Así no vamos a combatir el alcohol, las drogas ni el analfabetismo. Así lo estamos potenciando: será gilipollas el tío éste que no me sigue en la tele? Que no conoce mi programa? Será trasnochao que no está al día? En definitiva, panem et circensis.

Para ver lo que hay que ver y saber lo que hay que saber, me apunto incluso al victoriano S. XIX. Y desde luego, también a que no me recuerden ni mis hijos.

See you;-)

Anónimo dijo...

El que tengas más pelo que Risto es fundamental, te lo dice un calvo. Cada matojo de pelo es un brindis a la felicidad.

Luis Vea dijo...

Yo no creo que sea un programa irreverente, más bien me parece un programa sumamente conservador y bastante hipócrita. ¿Por qué? Porque no me vale que me den lecciones de moralismo ni convivencia desde la televisión donde más se insulta, maltrata, vilipendia, incumple y basuriza de toda la televisión. Es lo que hace siempre esa cadena, obvio el nombre para no darle publicidad. Ya hace tiempo, desde sus Crónicas mierdanas, (qué lástima la comparación con el libro de Bradbury)que renuncié a ver nada de esa cadena cuyo jefecillo, Berlusconi, se permite boicotear a Saramago. En fin, nos engatusan, o, lo pretenden. Sólo anestesian, no critican.

José García Obrero dijo...

Hay gente que tiene necesidad del hombre fuerte que habla alto y claro y dice "las cuatro verdades". Ese hombre, y en televisión más todavía, es puro fuego de artificio. El mismo discurso sobre Risto Mejode lo aplicaba la gente a Jesús Gil y su programita en la misma cadena, el padre Apeles, Kiko Matamorros...En fin, el miedo a la libertad. La gente que realmente está haciendo algo por transformar la realidad está demasiado ocupada como para salir en la caja tonta llevándoselo calentito.

Beatriz dijo...

Sí, José, volvemos a coincidir, uau!!! La tele es el gran poder fáctico de la sociedad actual, así que pretender 'cambiar' la sociedad -obviamente no lo pretenden, solamente congraciarse con el público, a quien le guta 'ser amenizado' y pensar bien de sí mismo- no sólo desde dentro, sino además 'por medio de' sus propios mecanismos socializadores, es un oxímoron, por decirlo de forma bonita y culta. La lucha de verdad siempre ha sido clandestina, a la sombra, y sin beneplácito de los de arriba. A menudo tampoco de los de abajo, si los hubiere o hubiese, ni de los de al lado. La lucha suele ser muuuy solitaria.

Nos vemos;-)